Durante casi dos meses, el buque ruso permaneció inmovilizado cerca de Ceuta, generando inquietud por posibles fugas de crudo y dejando en evidencia la pasividad europea frente al expansionismo naval de Putin.
Un espía ruso frente a nuestras costas
El Vyazma, un petrolero militar de la Armada rusa con antecedentes en misiones de espionaje frente a Reino Unido, permaneció prácticamente inmovilizado en el mar de Alborán desde mayo, generando una alarma ambiental y geoestratégica que el Gobierno español ha tratado de minimizar. Con una antigüedad heredada de la URSS y en estado técnico preocupante, el buque podría haber sufrido fugas de combustible, representando un riesgo directo para los ecosistemas de España, Marruecos y Argelia.
Guerra, sanciones y flota fantasma
Este petrolero, clave para los convoyes logísticos rusos, forma parte de la llamada Flota en la Sombra, creada para burlar las sanciones occidentales y financiar la maquinaria bélica de Vladimir Putin. Desde la pérdida de su base naval en Tartus (Siria) y el cierre del paso turco del Bósforo, Rusia opera al límite, manteniendo a sus buques durante meses en zonas calientes como el Mediterráneo Occidental.
Sin apoyo logístico en puertos fiables, el Vyazma quedó atrapado en un limbo operacional, con dificultades de maniobra, condiciones extremas a bordo, averías múltiples y seguimiento intensivo por parte de la OTAN.
Silencio oficial mientras la tensión crece
Mientras Moscú escolta abiertamente buques sancionados por el Canal de la Mancha y reaviva el “Syrian Express”, España guarda un preocupante silencio institucional. A pesar de que el Estado Mayor de la Defensa y la flota de la OTAN han tenido que aumentar su presencia para vigilar de cerca estos movimientos, no se ha emitido ninguna alerta pública ni activado protocolos de protección ambiental.
La fragata Álvaro de Bazán, el BAM Audaz y el patrullero Isla de León han seguido los pasos del Vyazma y otros buques rusos, incluidos el Yantar, implicado en espionaje submarino, y el submarino Krasnodar.
Europa mira a otro lado
La presencia del Vyazma revela el grave deterioro del control estratégico en aguas europeas. Argelia ha rechazado formalmente una nueva base rusa en Mers El Kébir, pero los movimientos diplomáticos de Moscú continúan en puertos como Bengasi (Libia), pese a la inestabilidad de la zona. España, con Ceuta y Melilla como puntos calientes, debería estar liderando una respuesta común de defensa y vigilancia, pero el Ejecutivo de Sánchez prefiere mirar a otro lado.
Riesgo ambiental inminente
Más allá de lo militar, el riesgo ecológico es real y preocupante. El Vyazma ha sido observado con tuberías conectadas a otros buques para transferencias de crudo a mar abierto, una práctica opaca y de alto riesgo, especialmente si se confirma que el barco sufría fugas. La última vez que un carguero ruso causó alarma en aguas cercanas, el Ursa Major terminó hundido tras una explosión en su sala de máquinas.
¿Cuánto tiempo más seguirá Europa tolerando la impunidad de la flota rusa en sus aguas sin exigir responsabilidades reales?
