El Gobierno iraní ha anunciado su disposición a reducir el nivel de enriquecimiento de uranio del 60 % al 20 %, en un intento de frenar la escalada de tensiones con Estados Unidos, Israel y Europa, y evitar el posible restablecimiento de sanciones internacionales.
Larijani lidera el giro diplomático
Según reveló el diario británico The Telegraph, Ali Larijani, recientemente nombrado secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, ha asumido la tarea de convencer a los altos líderes del sistema para adoptar esta medida. Su objetivo: ganar tiempo y evitar un nuevo conflicto militar en Oriente Medio.
«Larijani está intentando convencer al sistema de que el nivel de enriquecimiento se reduzca para evitar que estalle otra guerra», citó el medio a un alto funcionario iraní.
Presión reformista frente a la resistencia del IRGC
El cambio de postura estaría impulsado por el nuevo gobierno reformista de Massoud Medashikyan, que ha presionado a los sectores más duros del régimen, incluido el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), para limitar el programa nuclear. Sin embargo, esta decisión no cuenta con un consenso total dentro del país.
Mientras los reformistas abogan por reducir tensiones con Occidente y levantar sanciones, los sectores de línea dura acusan a estos movimientos de «ceder al enemigo».
Contactos con Europa para evitar el ‘snapback’
El ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi, ha iniciado una ronda de contactos diplomáticos con sus homólogos de Francia, Alemania y Reino Unido, con el objetivo de evitar que se active el mecanismo de “snapback”, que restauraría automáticamente las sanciones de la ONU.
Una reunión clave está prevista para la próxima semana, y se espera que Irán formalice su nueva postura en el marco de estas conversaciones.
Khamenei, bajo presión interna
El líder supremo Ali Jamenei, de 86 años, se enfrenta a una creciente presión interna para elegir entre mantener las ambiciones nucleares del país o garantizar la supervivencia económica y diplomática del sistema. En palabras de un profesor iraní citado por The Telegraph: «Quizás reducir el nivel de enriquecimiento sea solo para ganar tiempo».
Esta decisión marca un posible punto de inflexión en la política exterior iraní, en un momento de máxima tensión regional y con el futuro del acuerdo nuclear en juego.
