Los principales líderes europeos han expresado su respaldo a la iniciativa de celebrar una cumbre trilateral entre Donald Trump, Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, tras el encuentro en Alaska entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia. La declaración conjunta, firmada por dirigentes como Emmanuel Macron y Kaja Kallas, subraya la necesidad de que Ucrania tenga un papel central en las negociaciones para alcanzar la paz.
Los líderes destacaron que cualquier proceso de diálogo debe incluir “garantías de seguridad inquebrantables” para Kiev. La propuesta apunta a reforzar la presión internacional sobre Moscú y evitar que el conflicto se congele en los términos que benefician al Kremlin.
¿Avance real o maniobra diplomática?
El anuncio ha sido recibido con escepticismo. Pese al tono firme de Europa, la realidad en el terreno sigue siendo desoladora: los ataques rusos continúan y no hay señales de que Putin esté dispuesto a ceder. Mientras tanto, Trump prepara una reunión en Washington con Zelenski, donde se discutirán los “detalles esenciales” de un posible acuerdo.
La estrategia europea también contempla mantener y endurecer las sanciones económicas contra Rusia. Sin embargo, expertos advierten que, sin una voluntad clara de Moscú de detener la guerra, la presión diplomática puede quedarse en mero simbolismo.
La gran incógnita
El respaldo europeo marca una línea común en defensa de Ucrania, pero la pregunta persiste: ¿será suficiente para frenar a un agresor decidido a imponer sus condiciones por la fuerza? El futuro de la región, y con él la estabilidad europea, sigue en el aire.
