Espanyol exige a Alan Pace transformar su modelo para evitar la debacle
La APMAE reclama cambios urgentes en la gestión deportiva y financiera
Los pequeños accionistas del Espanyol, agrupados en la APMAE, han superado las 6 000 acciones delegadas para representar la voz del aficionado en la Junta de Accionistas del próximo 25 de junio. Se dirigen directamente a la nueva propiedad encabezada por Alan Pace y su CEO, Mao Ye Wu, exigiendo un giro radical en el modelo de gestión del club.
La cruda realidad económica del Espanyol
Si bien la propiedad saliente, Rastar Group, logró sanear las finanzas, el club vive una etapa crítica en lo deportivo y social. El patrimonio neto saltó de 70,3 a 104,6 millones de euros, pero las pérdidas se mantienen alarmantes si se excluyen ingresos extraordinarios como la venta de Joan García (26,4 millones). Sin esta, las pérdidas superarían los 23 millones. Este modelo económico basado en la venta de jugadores y derechos televisivos no es sostenible.
Disminución del gasto y crisis deportiva
Los recortes en el gasto deportivo son evidentes, pasando de 64,5 a 37,6 millones en tres años, una caída que explica la pérdida de competitividad. Los pequeños accionistas insisten en que sin un cambio profundo, que incluya una auditoría completa y un plan ambicioso, el Espanyol seguirá en pérdidas y sin crecimiento real.
Plantean un Espanyol fuerte y con ambición
La APMAE además propone un objetivo claro: alcanzar 150 millones de euros anuales en ingresos para 2030, lo que permitiría invertir 100 millones en la plantilla y recuperar protagonismo local e internacional. Reclaman una gestión empresarial moderna, transparente y firme apuesta por la cantera, bajo amenaza constante por ventas obligadas.
Un llamado al orgullo local y a la responsabilidad
Desde la derecha española, esta llamada de atención refleja la necesidad de que el Espanyol recupere su identidad y deje de ser un club dócil y dependiente. El llamado a la ciudad de Cornellà debe traducirse en un respaldo activo y exigente, para que el club no sea un «ovni» sino un pilar de orgullo catalán y español.
