Cole Palmer brilla con dos goles y una asistencia en una noche histórica que fulmina el sueño parisino.
El Chelsea FC se proclamó campeón del nuevo Mundial de Clubes de la FIFA tras aplastar sin piedad al Paris Saint-Germain (PSG) con un contundente 3-0 en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. Un baño de realidad para el club francés que llegaba como favorito absoluto, tras haberlo ganado todo esta temporada.
La estrella de la noche fue Cole Palmer, el joven talento inglés que volvió a demostrar por qué ya es considerado el nuevo líder de los «Blues». En apenas 20 minutos, desarmó al PSG con dos goles calcados —ambos al palo derecho de Donnarumma— y una asistencia milimétrica para João Pedro, quien cerró la cuenta antes del descanso.
Un Chelsea letal y sin fisuras
El plan del técnico Enzo Maresca funcionó a la perfección: presión alta, orden defensivo y velocidad en la transición. El PSG, dirigido por un Luis Enrique visiblemente desquiciado, no tuvo capacidad de respuesta. El exseleccionador español perdió los papeles al final del encuentro y fue protagonista de una pequeña tangana en los últimos minutos.
Robert Sánchez, el ángel guardián
Aunque el Chelsea fue netamente superior, el portero español Robert Sánchez fue clave con varias atajadas salvadoras, incluida una intervención milagrosa que evitó el 2-1 en un momento crítico.
¿El fin de la hegemonía de las “superplantillas”?
Esta victoria no solo supone un título histórico para el Chelsea. También deja en evidencia que los proyectos millonarios como el del PSG no garantizan gloria. El fútbol, una vez más, premió al equipo con ideas claras y talento emergente.
¿Es Cole Palmer el heredero natural de los grandes? ¿Y se desinfla por fin el modelo del PSG basado en chequera y estrellas sin alma? La historia acaba de dar un vuelco.
