Agentes de la Guardia Fronteriza polaca descubrieron este viernes un túnel clandestino que conecta Bielorrusia con Polonia, bajo la zona fuertemente vigilada del voivodato de Podlaskie. La infraestructura, detectada por los sistemas electrónicos avanzados de vigilancia instalados recientemente, reaviva las sospechas de una estrategia de desestabilización dirigida desde Minsk.
Polonia descubre un túnel bajo la frontera con Bielorrusia. Es el segundo en 2025. Varsovia acusa al régimen bielorruso de usar la migración como arma para desestabilizar Europa.
Segundo túnel detectado en lo que va de año
El ministro del Interior y Administración, Marcin Kierwiński, informó del hallazgo a través de una publicación en la red social X, donde explicó que el túnel “comenzaba y terminaba a unos 20 metros del lado bielorruso de la frontera”.
“Gracias a los sistemas electrónicos instalados en la barrera, la frontera polaco-bielorrusa está protegida de manera efectiva”, declaró.
Se trata del segundo túnel subterráneo descubierto en 2025, tras el hallazgo anterior en la zona de Narewka, también en Podlaskie.
Tecnología militar contra una amenaza encubierta
El túnel fue localizado gracias a los nuevos sensores y cámaras termográficas instaladas durante la modernización de la frontera ejecutada en julio de este mismo año. Estos dispositivos forman parte de la respuesta tecnológica de Polonia ante una presión migratoria sostenida, que desde enero de 2025 ha registrado más de 26 700 intentos de cruce ilegal.
Solo el jueves anterior al hallazgo, se contabilizaron más de 60 intentos de cruce en un solo día.
La frontera del Este, punto caliente de la guerra híbrida
Desde 2021, la frontera entre Polonia y Bielorrusia se ha convertido en un frente silencioso pero activo en la guerra híbrida que Moscú y Minsk han desatado contra el flanco oriental de la Unión Europea. Varsovia y Bruselas acusan a Bielorrusia de importar migrantes de Oriente Medio y África y empujarlos hacia territorio polaco, con la intención de generar inestabilidad política, humanitaria y social.
Esta táctica —consistente en utilizar la presión migratoria como arma de guerra— ha sido denunciada en múltiples foros internacionales, aunque Bielorrusia niega estar implicada.
Críticas y contradicciones: el dilema europeo
La respuesta polaca, sin embargo, también ha sido blanco de duras críticas por parte de ONGs de derechos humanos, que acusan al gobierno de aplicar “pushbacks” ilegales, es decir, de devolver a los migrantes sin procesar solicitudes de asilo, vulnerando así el derecho internacional.
El Ejecutivo polaco defiende su actuación apelando a la seguridad nacional y soberanía territorial, y denuncia que se trata de una agresión indirecta dirigida a desestabilizar el orden interno y el control de fronteras de la UE.
¿Una señal de lo que vendrá?
La aparición de un segundo túnel en menos de un año no parece un acto aislado. Cada vez más voces en el Gobierno polaco y en círculos de inteligencia europea apuntan a que estas infraestructuras subterráneas pueden estar siendo utilizadas para infiltrar migrantes, mercancías ilegales o incluso agentes encubiertos.
La tensión en la frontera polaco-bielorrusa ya no es solo una cuestión migratoria: es una cuestión de seguridad continental. ¿Responderá Bruselas con contundencia o volverá a mirar hacia otro lado?
