La alianza de izquierdas empieza a resquebrajarse. La formación de Yolanda Díaz lanza su advertencia más dura hasta la fecha contra Pedro Sánchez, al que acusa de “bunkerizarse”, negarse a dialogar con su socio de Gobierno y poner en riesgo la continuidad de la legislatura. Una crisis abierta en el Ejecutivo que ya no se esconde ni tras los despachos.

Un encuentro sin acuerdos y con sabor a ruptura
Este jueves, Sánchez se reunió durante apenas hora y media con representantes de Sumar en el Congreso. Un cara a cara que terminó sin avances significativos, según reconoció la formación de Díaz, que acusa al presidente de no escuchar, no ceder y rodearse de un núcleo cerrado que toma decisiones sin consenso.
Desde Sumar afirman que “la situación es insostenible” y que Sánchez desoye sus peticiones clave, entre ellas un cambio profundo en el equipo de Gobierno y un giro real hacia las políticas sociales que prometieron en campaña.
El PSOE minimiza la crisis, pero el bloque se resquebraja
Mientras el entorno del PSOE intenta rebajar la tensión hablando de “puntos en común”, la realidad es que la fractura en el seno del Gobierno es ya inocultable. En la práctica, Sumar se mantiene dentro del Ejecutivo, pero sin capacidad real de decisión y cada vez más desgastada ante su electorado.
En fuentes cercanas a Yolanda Díaz se habla ya de “escenario límite”, donde el PSOE podría optar por gobernar de facto en solitario, apoyándose puntualmente en Bildu, ERC o Junts, y relegando a Sumar a un papel simbólico.
Exigen cambios… y reciben portazos
Sumar había planteado a Sánchez un paquete de reformas urgentes: desde nuevas medidas para vivienda y fiscalidad, hasta la expulsión de ministros “quemados” y sin gestión”, según fuentes internas. Pero Moncloa ha cerrado filas y no hay ninguna intención de abrir crisis de gobierno.
La pregunta que se hace el ala dura de Sumar es clara:
“¿Para qué seguir en el Gobierno si no se puede transformar nada y solo nos usan como coartada progresista?”
¿Gobierno en funciones encubierto?
El Ejecutivo de Sánchez empieza a dar señales de parálisis. Sin presupuestos, con escándalos judiciales cercando a su entorno, con una economía estancada y con sus socios enfrentados, el país podría estar asistiendo a una legislatura agonizante desde su primer año.
Incluso desde sectores socialistas se empieza a hablar de “legislatura corta”, especialmente si la relación con Sumar termina por romperse oficialmente o si el bloque independentista endurece sus condiciones.



