El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido aprovechar el parón legislativo para reabrir canales de diálogo con Junts, en busca de un acuerdo que estabilice la legislatura. El ministro Félix Bolaños será el encargado de articular las negociaciones, lejos del foco mediático y con tácticas de discreción.
Un momento estratégico: Congreso en pausa y sesiones aplazadas
Con el Congreso prácticamente paralizado —varias comisiones pospuestas hasta febrero— y la última sesión de control del año convocada con la ausencia de siete ministros, Sánchez considera que este «cerrojazo parlamentario» ofrece la oportunidad perfecta para retomar relaciones con Junts sin presión pública.
Entre los aplazamientos destaca el de la comisión de Transición Ecológica, una señal de la intención del Ejecutivo de evitar debates conflictivos antes de intentar un acercamiento.
Bolaños, el mediador de la reconciliación
Félix Bolaños ya ha comenzado a desempolvar antiguas demandas de Junts, durmientes desde hace meses o incluso años, con la intención de ofrecer concesiones que les atraigan nuevamente.
Eso sí: dejar de lado peticiones inasumibles, como una posible cuestión de confianza, por ahora no entra en los planes del Ejecutivo.
¿Qué persigue Sánchez con este giro?
- Restablecer la estabilidad parlamentaria: Con la fragmentación actual, Junts sigue siendo clave por sus votos.
- Allanar el camino para unos futuros Presupuestos si llegan apoyos: el Gobierno asegura que las cuentas están listas —esperando la luz verde.
- Reducir el desgaste mediático: El plan es evitar los roces diarios frente a cámaras, apostando por negociaciones discretas.
Uno de los portavoces socialistas señala que, aunque la tensión sigue latente, con «mano izquierda, discreción y tiempo» todavía hay margen para recuperar la confianza perdida.
¿Qué riesgos implica esta estrategia?
- Que Junts interprete el silencio como debilidad y vuelva a endurecer su posición.
- Que la oposición —especialmente partidos críticos— acuse al Ejecutivo de negociar “a escondidas”, fuera del escrutinio público.
- Que se desgaste aún más la imagen del Gobierno, si los intentos de acercamiento fracasan.
Sánchez apuesta por la discreción para recuperar apoyos. Si Junts responde, la próxima etapa podría marcar la diferencia entre estabilidad o nueva convulsión parlamentaria.



