Fauja Singh, conocido como el maratonista más longevo del mundo, ha fallecido a los 114 años tras ser arrollado por un coche en su localidad natal de Beas Pind, en el estado indio de Punjab. El trágico accidente ocurrió este lunes mientras cruzaba una carretera cerca de Jalandhar. Según informó la policía local, el impacto le causó heridas en la cabeza de las que no pudo recuperarse.
Un ejemplo de vida y resistencia
Singh había emigrado a Londres en 1992, tras la muerte de su esposa, y allí comenzó una segunda vida junto a su familia. Fue precisamente otro golpe duro, el fallecimiento de uno de sus hijos, el que lo impulsó a comenzar a correr a los 89 años. Lo que inició como un ejercicio de superación personal, terminó convirtiéndolo en un referente mundial del atletismo veterano.
Su primer maratón, en Londres en el año 2000, lo completó en menos de siete horas, y su progresión fue espectacular: en 2003 corrió en Toronto en 5 horas y 40 minutos, y en 2011, con 100 años cumplidos, se convirtió en el primer centenario en completar una maratón oficial.
El «Tornado con turbante»
Conocido como el «Tornado con turbante», Singh participó en innumerables carreras, portó la antorcha olímpica en Londres 2012, colaboró con organizaciones como PETA y fue imagen de marcas como Adidas. En 2013, con 101 años, se retiró de la competición profesional, pero siguió corriendo en eventos solidarios.
Su longevidad no solo desafió la biología, también los estereotipos de edad, salud y resistencia. Su inspiradora historia fue documentada y reconocida a nivel internacional, incluso aunque el Libro Guinness de los Récords no pudo certificar su hazaña por la falta de registro oficial de nacimiento.
Reacciones globales y legado imborrable
El primer ministro de la India, Narendra Modi, lamentó su pérdida calificándolo como «una figura extraordinaria que inspiró a generaciones con su determinación». El club londinense Sikhs In The City, con el que estaba vinculado, anunció que transformará los actos previstos en una celebración de su vida.
La muerte de Fauja Singh pone fin a una existencia marcada por la superación, la humildad y la pasión. Su legado trasciende el atletismo: representa la resiliencia humana en su estado más puro.
Fauja no corrió solo maratones: corrió contra el tiempo, la adversidad y los límites impuestos por la edad. Y ganó cada una de esas carreras.
