En un delirante acto propagandístico durante el Día de la Resistencia Indígena, Nicolás Maduro pidió a los pueblos originarios de Sudamérica alistarse para «defender a Venezuela» ante una supuesta amenaza militar de Estados Unidos, reviviendo la retórica bolivariana más radical y movilizando el nacionalismo como arma de distracción política.

Un llamado a la guerra en nombre de la “resistencia indígena”
El presidente venezolano aseguró que ha recibido “cartas de pueblos indígenas” de toda América Latina dispuestos a «guerrear» por Caracas si el “imperio norteamericano” decide avanzar sobre el país. En un discurso cargado de simbología y teatralidad, Maduro pidió formar “brigadas indígenas” en toda la región para responder, según dijo, a una eventual agresión de Estados Unidos.
«La orden está dada: ganar la paz con la unión popular-militar-policial», afirmó desde el Panteón Nacional en Caracas, donde reposan los restos de Simón Bolívar, junto al cacique Guaicaipuro y la cacica Apacuana. Rodeado de plumas y delegaciones étnicas, Maduro se autoproclamó líder de una resistencia continental.
EE. UU. aumenta presión y Maduro responde con plumas
Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos han escalado notablemente desde que el presidente Donald Trump ordenó desplegar buques de guerra en el mar Caribe, bajo el argumento de interceptar embarques de narcotráfico procedentes de Venezuela. La administración norteamericana ha señalado directamente a Maduro como jefe del “Cártel de los Soles”, elevando la recompensa por su captura de 25 a 50 millones de dólares.
A pesar de ello, la Casa Blanca no ha emitido señales de una incursión terrestre y mantiene su operación militar como disuasión estratégica. Mientras tanto, Maduro opta por instrumentalizar a los pueblos indígenas como escudos simbólicos, recurriendo a una narrativa antiimperialista desgastada y sin respaldo internacional real.
Militarización simbólica y propaganda interna
Maduro ya había ordenado en septiembre una movilización civil ante la amenaza norteamericana, que fue ridiculizada públicamente por Trump. En su red social Truth Social, el presidente estadounidense compartió un vídeo sarcástico de mujeres venezolanas en entrenamiento, acompañado del mensaje:
«ULTRASECRETO: Hemos sorprendido a la milicia venezolana en el entrenamiento. ¡Una amenaza muy seria!»
El domingo, Maduro evitó mencionar el reciente Nobel de la Paz otorgado a la opositora María Corina Machado, pero sí arremetió contra una “minoría ínfima llena de odio que pide una invasión a Venezuela”, reforzando su discurso de confrontación permanente.
Realidad indígena: una minoría usada como escudo político
Según datos oficiales, apenas un 2,7 % de la población venezolana se identifica como indígena, y la mayoría habita zonas marginadas y olvidadas por el propio régimen. No obstante, el chavismo utiliza su imagen para fines propagandísticos, ignorando sistemáticamente sus necesidades reales: acceso a salud, agua potable y soberanía territorial.
Maduro prometió acelerar la expansión de estas “brigadas” en todo el territorio, asegurando que Venezuela es un “pueblo indestructible” que se prepara para una “paz con soberanía e independencia”, una contradicción constante en su discurso bélico.
¿Defensa nacional o cortina de humo autoritaria?
En plena crisis económica, con millones de ciudadanos emigrados y la oposición política perseguida, Maduro recurre al viejo recurso del enemigo externo para movilizar a su base ideológica y silenciar la crítica interna. Su llamado a la guerra indígena no es más que otra maniobra de distracción, en un régimen donde la paz parece depender, paradójicamente, de la amenaza constante.



