
Los riesgos del plan de Trump para Gaza: ¿una trampa mortal?
La fase uno del plan se tambalea en Gaza
Menos de 24 horas después de la firma del acuerdo de alto el fuego en Gaza, Donald Trump proclamó que había comenzado la fase dos de su plan. Sin embargo, la realidad desmiente sus palabras: el acuerdo sigue en su primera fase y se encuentra frágil y bajo la constante amenaza de Hamás e Israel.
La incertidumbre en Gaza
Las fuerzas israelíes han retrocedido hacia la «línea amarilla», pero mantienen controles estrictos sobre la Franja, incluso amenazando con limitar la entrada de ayuda humanitaria. Además, el asesinato de palestinos en esta coyuntura refleja la estrategia de intimidación del Estado hebreo para resguardar su perímetro de seguridad.
Por su parte, Hamás se resiste a devolver todos los cuerpos de los rehenes israelíes, muchos de los cuales permanecen bajo las ruinas de Gaza, manteniendo así un clima de tensión que podría detonar el caos.
¿Un acuerdo en ruinas?
Los expertos advierten del alto riesgo político de este acuerdo. Ghaith Al Omari, del Washington Institute, menciona que las partes están desafiando los límites del acuerdo, poniendo en peligro su éxito y abriendo la puerta a potenciales violaciones. Las grietas en esta primera fase son profundas, y cualquier violación podría desestabilizar el panorama actual.
El legado de Trump y la segunda fase
El estilo político de Trump se refleja en su enfoque pragmático y apresurado: obtener resultados inmediatos a toda costa. Sin embargo, el tiempo es un factor crítico; el retraso en cuestiones clave como la entrega de cuerpos podría perder el ímpetu necesario para avanzar hacia la siguiente fase.
La experiencia previa con los acuerdos de Oslo nos recuerda que la falta de mecanismos efectivos para el cumplimiento ha precipitado el fracaso en el pasado. Esto es una lección que no se debe olvidar.
Condiciones para el futuro
La viabilidad de una segunda fase del acuerdo está condicionada a tres factores clave: la voluntad de Israel para retirarse de Gaza, el compromiso de Hamás para renunciar a las armas, y la coherencia de Estados Unidos y sus aliados en sus futuras acciones. Si alguno de estos elementos falla, el conflicto podría reanudarse con más virulencia.