La exmilitante socialista Leire Díez ha abandonado la Audiencia Nacional tras pasar tres días encerrada, visiblemente afectada y cubriéndose la cara a su salida. Su entorno describe su estado de ánimo como “regular”, tras una experiencia que ha marcado emocionalmente a la figura central de la reciente operación judicial.

Su salida de la Audiencia Nacional: una imagen distinta a la habitual
Tras pasar tres noches entre rejas en relación con la investigación por presuntos amaños en adjudicaciones públicas, Leire Díez salió este sábado de la Audiencia Nacional en libertad con medidas cautelares impuestas por el juez:
- Retirada del pasaporte
- Prohibición de salir del país
- Comparecencias quincenales en sede judicial
Junto a ella, también quedaron en libertad con las mismas condiciones el expresidente de la SEPI, Vicente Fernández, y el empresario Antxon Alonso, todos implicados en la causa que investiga supuestas irregularidades relacionadas con contratos y mordidas en la administración pública.
Lo que más llamó la atención este sábado fue su comportamiento visiblemente afectado: a diferencia de ocasiones previas, Díez salió apresuradamente de la sede judicial, con la cara completamente tapada por su chaqueta —algo poco habitual en ella— y subiendo rápidamente a un taxi que la esperaba.
“Está regular”: así definen su estado de ánimo
Fuentes cercanas a Leire Díez han asegurado a distintos medios que su estado de ánimo está “regular” tras la experiencia de estar privada de libertad. Estas mismas fuentes señalan que el impacto emocional de tres días bajo arresto —sin poder prepararse adecuadamente junto a su abogada— ha sido “un mazazo” para alguien acostumbrado a afrontar las cámaras y tribunales con una actitud más relajada.
“¿Cómo puede estar una persona después de tres días encerrada?”, expresaron personas de su entorno, reflejando la evidente inquietud por su situación anímica.
La causa: secretos, imputaciones y un nuevo frente judicial
La investigación que llevó a su detención —y a la de Fernández y Alonso— se encuentra bajo secreto de sumario y apunta a delitos graves como prevaricación, malversación, tráfico de influencias y organización criminal. Los hechos supuestamente investigados incluyen amaños en adjudicaciones públicas de empresas dependientes de la SEPI.
Además, Leire Díez figura en otra causa en la que se la vincula con presuntos intentos de sobornar a fiscales y altos mandos de la Guardia Civil para frenar la investigación de otras tramas de corrupción en el entorno del presidente del Gobierno.
Una salida distinta y recogida de la Audiencia
Los testigos y cámaras presentes en la Audiencia Nacional observaron cómo Díez evitó mostrarse ante la prensa, cubriéndose el rostro con su ropa mientras se dirigía rápidamente hacia el vehículo que la sacaría del lugar. La escena contrasta con sus apariciones previas en los juzgados, cuando enfrentó a los medios más abiertamente.
Este gesto, según analistas consultados, no solo revela su malestar personal tras la detención, sino también una estrategia de defensa cautelosa ante un caso que aún está lejos de resolverse.
Conclusión: un capítulo emocional en una investigación judicial intensa
El caso de Leire Díez sigue acumulando capítulos que impactan tanto en lo judicial como en lo mediático. Su estado de ánimo “regular” tras permanecer tres días en prisión evidencia el impacto humano detrás de los procesos judiciales.
Aunque ha recuperado su libertad con medidas cautelares, la causa sigue abierta y bajo secreto, y el futuro procesal de Díez y sus coimputados aún está por definirse.
Su salida rápida y reservada de la Audiencia simboliza no solo el final de una breve privación de libertad, sino también el inicio de una nueva fase de un proceso que promete seguir dando que hablar.



