El líder de Vox, Santiago Abascal, vivió este jueves un nuevo intento de boicot por parte de radicales de extrema izquierda durante un acto electoral en Zafra (Badajoz). La corriente eléctrica fue cortada tres veces mientras cientos de personas escuchaban su discurso en la Plaza Chica, lo que obligó al dirigente a continuar hablando con un megáfono en mano ante una multitud que coreaba su nombre.

Censura callejera: quieren callar al único discurso incómodo
“De vez en cuando ocurre que hay alguno que le molesta que hablemos”, denunció Abascal desde el escenario. “Piensan que me molestan a mí, pero a quienes están faltando al respeto es a sus propios vecinos que vienen a escuchar”, añadió entre aplausos de un público que no se amedrentó ante el sabotaje eléctrico.
El acto en Zafra, que reunió a cientos de ciudadanos extremeños, fue un ejemplo más de cómo la intolerancia de la izquierda radical busca acallar con violencia lo que no pueden rebatir con argumentos. A pesar de las interrupciones, Vox demostró capacidad de movilización y firmeza en su mensaje.
Los autónomos, protagonistas del hartazgo social
Durante el acto, vecinos de la localidad expresaron su hartazgo con el actual Gobierno:
“Estamos con la soga al cuello. Pedro Sánchez nos tiene arruinados. Queremos ayudas para los autónomos”, decía uno de los asistentes, reflejando el sentir generalizado de un sector productivo olvidado por el socialismo.
La gestión económica de Sánchez, unida a la presión fiscal, el Pacto Verde y las políticas identitarias, ha provocado un descontento creciente en las regiones rurales y autónomas como Extremadura.
Críticas directas a Guardiola por ausentarse del debate
Tampoco faltaron los reproches a la candidata del PP, María Guardiola, por negarse a participar en el debate electoral previo a los comicios. El senador de Vox, Ángel Pelayo Gordillo, fue tajante:
“Es un síntoma claro de que no tiene nada que transmitir a los extremeños”.
Abascal fue aún más incisivo:
“Hace bien en no ir al debate. No puede debatir porque sus políticas son las mismas que las de Gallardo, las mismas que las de Irene Montero”.
Desde Vox acusan al PP en Extremadura de asumir sin filtros las recetas ideológicas de la izquierda, desde el ecologismo radical hasta el feminismo sectario, pasando por las políticas migratorias y de género.
¿Democracia o persecución ideológica?
Lo ocurrido en Zafra no es un caso aislado. Ya son varios los actos de Vox en los que se han producido intentos de sabotaje, escraches y ataques verbales o físicos por parte de grupos organizados. Todo ello con silencio institucional y sin condena de los partidos de izquierda.
La pregunta es clara:
¿Estamos ante una democracia plena o ante un sistema donde solo se permite hablar a quien piensa como el poder?



