La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha confirmado que la Unión Europea trabaja “sin descanso” para llegar a un acuerdo con la Administración Trump antes del 1 de agosto, fecha límite impuesta por Washington antes de activar nuevos aranceles del 50% sobre productos europeos, incluida la industria automotriz.
La líder comunitaria, en un tono inusualmente apremiante, aseguró este jueves desde Roma que su prioridad es “estabilizar” las relaciones comerciales con EE.UU. después de semanas de tensión creciente provocada por lo que denominó “incertidumbre arancelaria”. Pero desde Washington, el mensaje de Trump fue mucho más directo: la tregua se acaba y no habrá más plazos si no hay acuerdo.
Europa, contra las cuerdas
Trump ya aplica aranceles del 10% a todos los productos de la UE, y del 25% al acero, aluminio y vehículos. Esta semana, ha sumado un 50% a la importación de cobre, y otro castigo del 50% a Brasil en represalia por la persecución judicial al expresidente Jair Bolsonaro, estrecho aliado de la derecha global.
Desde Bruselas, Von der Leyen admitió que “los aranceles son un impuesto a la industria y a las personas”, y advirtió que la relación con Estados Unidos “podría no volver a ser la que era”. Sin embargo, sus palabras reflejan más preocupación que liderazgo, y poco efecto han tenido sobre el avance de las decisiones de la Casa Blanca.
La estrategia de Trump: firmeza sin concesiones
Mientras en Europa apelan a la diplomacia, Trump deja claro que defenderá la industria estadounidense cueste lo que cueste, elevando la presión en todas las negociaciones bilaterales. Según ha trascendido, el republicano habría enviado ya varias cartas oficiales a sus socios, y anunció que la misiva para la UE llegará “en un par de días”.
La Comisión Europea, lejos de oponerse con firmeza, ha intensificado las conversaciones con otros bloques como Mercosur, México o Asia-Pacífico, una maniobra que parece más una retirada táctica que una solución estructural.
España, en el medio de la tormenta
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha reconocido que la incertidumbre arancelaria está afectando ya a las empresas exportadoras europeas. Pese a eso, mantiene su esperanza en alcanzar un acuerdo preliminar esta misma semana. Pero en Bruselas todo suena a improvisación, sin una estrategia clara para frenar la ofensiva comercial de Trump.
Mientras la UE se desgasta en negociaciones técnicas, Trump sigue liderando con decisiones firmes y mensajes contundentes. La defensa de los intereses nacionales vuelve al centro del tablero global, y la Unión Europea enfrenta su encrucijada más difícil desde el Brexit.