La guerra en Ucrania entra en una fase diplomática crítica: Estados Unidos presiona para imponer un acuerdo favorable a Rusia, los europeos intentan frenar la claudicación, y Putin sigue exigiendo territorios. Zelenski, atrapado entre cesiones, amenazas y desgaste.
Trump ofrece el Donbás, levanta sanciones y exige que Ucrania se rinda… sin disparar
El supuesto “plan de paz” propuesto por la Casa Blanca y bendecido por Donald Trump incluye concesiones escandalosas a Moscú:
- Cesión total del Donbás (incluidas zonas aún no conquistadas por Rusia).
- Renuncia constitucional a ingresar en la OTAN.
- Reducción del ejército ucraniano.
- Elecciones en 100 días.
- Levantamiento inmediato de sanciones a Rusia.
- Regreso al G7, convertido de nuevo en G8.
A cambio, Estados Unidos y Europa obtendrían acceso preferente a la reconstrucción de Ucrania, con beneficios económicos para ambas potencias. Es decir, un pacto diseñado para ganar dinero mientras se sacrifica la soberanía de un país aliado.
Europa intenta frenar el atropello… sin mucho éxito
Los gobiernos de Alemania, Francia y Reino Unido presentaron una contrapropuesta para rebajar la humillación. Exigen que no haya rendición, que se respeten las fronteras reconocidas, y que la entrada de Ucrania en la OTAN quede como posibilidad futura.
Eso sí, aceptan congelar el frente actual, lo que en la práctica consolida la ocupación rusa. También piden que si Moscú vuelve a atacar, Estados Unidos responda como si fuera miembro de la Alianza Atlántica, en aplicación del artículo 5.
Los europeos, conscientes de la traición que representa el plan de Trump, buscan desesperadamente maquillar la claudicación bajo términos menos indignos.
Putin, el gran beneficiado: espera sin ceder nada
El presidente ruso no tiene prisa. En sus declaraciones más recientes, exige que Ucrania se retire del Donbás no ocupado, dejando claro que no renuncia a sus objetivos máximos.
Putin observa desde la distancia cómo Occidente negocia entre sí el destino de Ucrania, mientras mantiene la presión militar y consolida el control territorial.
Zelenski: sin margen, sin aliados y sin dignidad política
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski resiste, pero cada vez más solo y presionado. El nuevo rumbo de Trump lo margina, lo trata como problema, no como víctima. Europa lo arropa, pero carece de fuerza real sin el respaldo militar estadounidense.
Además, se le exige aceptar reformas internas, elecciones exprés, desarme y un rediseño constitucional… como si Ucrania hubiera perdido la guerra. El plan no es un alto el fuego: es una imposición disfrazada de diplomacia.
Ucrania: moneda de cambio entre grandes potencias
Lo más escandaloso del plan de Trump no son solo las cesiones territoriales, sino la lógica económica que lo guía. Se contempla que Estados Unidos invierta 100 000 millones de dólares en la reconstrucción… a cambio de obtener el 50 % de los beneficios.
Europa deberá aportar otros 100 000 millones y congelar los activos rusos en un fondo común. Es decir: Ucrania como negocio, no como causa.
La paz ya no se mide en justicia o libertad, sino en intereses estratégicos, contratos de reconstrucción y control de materias primas.
Reflexión final
Lo que se juega en Ucrania ya no es sólo su integridad territorial, sino la dignidad del orden internacional. Trump ha ofrecido a Putin lo que no ganó con las armas. Europa trata de evitar la capitulación. Rusia juega con ventaja.
¿Firmará Zelenski el pacto de rendición bajo presión estadounidense, o resistirá a un precio aún mayor?
