Más de 180 migrantes cruzan a Polonia a través de un túnel secreto desde Bielorrusia, en lo que representa una nueva provocación migratoria en la frontera de la UE, mientras Varsovia denuncia la complicidad de Minsk y Moscú en un intento de desestabilizar la seguridad europea.

Túnel secreto en la frontera: ¿error policial o plan coordinado?
Decenas de inmigrantes lograron cruzar desde Bielorrusia hasta Polonia a través de un túnel oculto bajo la frontera, un paso que fue descubierto por las autoridades polacas en un bosque cercano a Narewka, en la región de Podlaquia.
Según fuentes oficiales, alrededor de 180 personas utilizaron este paso clandestino, de los cuales unos 130 fueron detenidos en territorio polaco, mientras que el resto permanece prófugo en la región fronteriza. Las imágenes del túnel muestran una construcción rudimentaria: 1,5 metros de altura, sostenida con madera y metal, excavada bajo la barrera fronteriza.
Este descubrimiento es especialmente delicado porque Polonia lleva años enfrentando una crisis migratoria en su frontera oriental, atribuida por Varsovia a una estrategia deliberada de Bielorrusia y Rusia para presionar e infiltrarse en la Unión Europea.
Una frontera continuamente vulnerada
La Guardia Fronteriza polaca informó que este es el cuarto túnel detectado en lo que va de año, lo que pone de manifiesto que los intentos de atravesar ilegalmente la barrera no son esporádicos, sino sistemáticos.
Además de los migrantes, las autoridades detuvieron a un ciudadano polaco de 69 años y un lituano de 49 años, quienes supuestamente habían acudido para recoger a las personas que cruzaron. La estrecha colaboración entre las fuerzas fronterizas, el ejército y la policía ha sido fundamental para controlar la situación y localizar a quienes aún se encuentran en paradero desconocido.
Las salidas y entradas clandestinas se realizaban a apenas metros de la valla fronteriza, con la entrada oculta a unos 50 metros en el lado bielorruso y la salida a unos 10 metros del lado polaco. Esto muestra no solo la creatividad de las redes ilegales, sino también la insuficiente protección efectiva del perímetro exterior de la UE.
Crisis migratoria en la frontera este: ¿provocación geopolítica?
Desde 2021, Polonia ha sufrido oleadas migratorias inducidas desde Bielorrusia, que Varsovia y Bruselas consideran una forma de guerra híbrida. El régimen de Alexander Lukashenko, con el apoyo implícito de Rusia, ha sido acusado repetidamente de instrumentalizar a inmigrantes de Oriente Medio y África para presionar políticamente a la Unión Europea en temas de sanciones, política exterior y solidaridad estratégica.
Aunque Bielorrusia y Moscú niegan cualquier implicación, los hechos hablan por sí solos: túneles, pasos ocultos y un flujo constante de personas vulnerando la frontera evidencian una crisis de seguridad que no puede ser resuelta solo con buena voluntad.
Valla fronteriza y respuesta polaca
Polonia comenzó en 2022 la construcción de una valla fronteriza de 180 kilómetros para reforzar la protección de su frontera con Bielorrusia. A pesar de estas obras, la continua aparición de túneles y pasos ilegales deja claro que se requieren medidas adicionales.
Las autoridades han intensificado el uso de sistemas electrónicos, patrullas conjuntas y seguimiento militar y policial para detectar y frenar estas incursiones. Sin embargo, la persistencia de estas acciones clandestinas evidencia que la defensa fronteriza europea está bajo presión constante y que los métodos irregulares de entrada son cada vez más sofisticados.
Conclusión: una frontera que clama por seguridad real
El descubrimiento de un túnel migratorio revela la gravedad de la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia y plantea preguntas urgentes sobre la seguridad de los límites exteriores de la Unión Europea.
Mientras organizaciones y redes ilegales continúan explotando las debilidades del sistema, Países como Polonia se ven obligados a reforzar sus políticas de control fronterizo sin ayuda efectiva de instituciones europeas.
Esta nueva infiltración masiva no es un hecho aislado: es un síntoma de una crisis mayor que combina presiones geopolíticas, desafíos migratorios y falencias en la protección de las fronteras comunitarias.



