Con la nueva ley “One Big Beautiful Bill Act”, el Gobierno de Estados Unidos impone un recargo de 250 $ a casi todas las visas de no inmigrante. El coste para entrar legalmente en EE. UU. se dispara en plena campaña de orden y control fronterizo de Trump.
La “tasa de integridad” ya es oficial: 250 dólares extra para ingresar a EE. UU.
A partir de este mes, quienes soliciten una visa de no inmigrante para ingresar a Estados Unidos —ya sea por turismo, negocios, estudio o trabajo temporal— deberán pagar un nuevo recargo: 250 dólares adicionales.
Este cargo se conoce como la “tasa de integridad de visados”, y ha sido impulsado como parte de la ambiciosa reforma migratoria y fiscal del presidente Donald Trump, bajo la denominada “One Big Beautiful Bill Act”.
El objetivo declarado: aumentar la recaudación y reforzar el compromiso del solicitante con las condiciones de su visa. El resultado inmediato: encarecimiento del proceso migratorio legal y más obstáculos burocráticos.
¿A quién afecta la nueva tarifa?
El recargo de 250 dólares se aplica a casi todas las categorías de visa no inmigrante, incluyendo:
- Visa B1/B2 (turismo y negocios): pasa de 185 $ a 435 $.
- Visa F (estudiantes).
- Visa J (intercambio cultural).
- Visa H, L, O, P (trabajo temporal especializado).
Quedan exentas únicamente las visas diplomáticas (A y G).
Además, este nuevo recargo se ajustará anualmente según la inflación —lo que garantiza que su valor seguirá aumentando cada año.
¿Se puede recuperar este dinero?
El texto legal contempla una posible devolución de la tasa de integridad, pero solo en casos muy limitados.
Para ello, el viajero debe cumplir estrictamente todas las condiciones de su estatus migratorio:
- Salir del país a tiempo.
- No trabajar ilegalmente.
- No violar ninguna norma de permanencia.
De no cumplir con esos criterios, el solicitante pierde automáticamente el derecho al reembolso.
Tarifas migratorias en EE. UU. 2025: un muro de precios
La estructura de precios para trámites migratorios ha cambiado radicalmente desde 2024. Algunos de los nuevos costos más relevantes:
- Green Card (I-485): 1 440 dólares.
- Permiso de trabajo (I-765): entre 470 $ y 520 $.
- Ciudadanía (N-400): hasta 760 $.
- Petición familiar (I-130): hasta 675 $.
- Visa de trabajo H-1B: 780 $ + recargos.
Con la tasa de integridad, la suma de trámites habituales supera los 1 000 dólares en muchos casos, haciendo que emigrar legalmente a Estados Unidos sea más difícil que nunca.
El enfoque Trump: más control, más barreras
Este nuevo sistema responde a la filosofía política del trumpismo de segunda generación:
- Premiar la legalidad, castigar al infractor.
- Encarecer la entrada legal para reforzar el control migratorio, especialmente ante el aumento de entradas ilegales por la frontera sur.
- Priorizar la autosuficiencia del sistema migratorio, desligándolo del contribuyente estadounidense.
Críticas: ¿un nuevo filtro elitista?
Diversas organizaciones han cuestionado que la tasa de integridad perjudica desproporcionadamente a solicitantes de países en vías de desarrollo, especialmente de Latinoamérica, África y el sudeste asiático, donde los sueldos promedio hacen inaccesibles los nuevos precios.
Además, universidades y empresas tecnológicas temen que el encarecimiento ahuyente a estudiantes internacionales y talento extranjero, lo que puede tener un efecto negativo en el liderazgo global de EE. UU. en ciencia e innovación.
La nueva política de tarifas no solo es recaudatoria, sino simbólica: Trump envía un mensaje claro al mundo —en Estados Unidos entra quien cumple y paga.
Pero en esa estrategia también puede esconderse un riesgo geopolítico: perder influencia global, cerrar la puerta al talento extranjero y dejar espacio a países como Canadá, Australia o Alemania, que sí flexibilizan sus sistemas migratorios en favor de la competitividad.
¿Es esta una defensa legítima del orden o una forma encubierta de elitismo migratorio?