Estados Unidos propone un polémico plan de paz que forzaría a Ucrania a entregar regiones estratégicas a Rusia, reducir su Ejército y renunciar a su soberanía militar. Una hoja de ruta cocinada entre Washington y Moscú que excluye a Kiev y que consagra buena parte de los objetivos geopolíticos del Kremlin.

El acuerdo que cambiaría el tablero geopolítico europeo
Donald Trump, a través de su equipo negociador, impulsa un plan de paz de 28 puntos para el conflicto en Ucrania que representa un giro radical en la postura estadounidense frente a la guerra iniciada por Rusia en 2022. El documento, filtrado recientemente, plantea condiciones extremadamente severas para Kiev y beneficios estructurales para Moscú, todo ello sin la participación directa de Ucrania en las negociaciones iniciales.
El texto, negociado entre Washington y Moscú, establece que Ucrania debería renunciar de manera definitiva a ingresar en la OTAN, reducir su ejército en 200 000 soldados y aceptar la pérdida de control sobre territorios como Donetsk, Lugansk y Crimea. Además, se propone “congelar” las líneas del frente en regiones como Jersón y Zaporiyia, consolidando así una partición de facto del país.
Condiciones impuestas a Ucrania: capitulación encubierta
Entre los puntos más polémicos del documento se encuentran:
- Prohibición constitucional del ingreso de Ucrania en la OTAN, eliminando su capacidad de decidir su política exterior.
- Reducción del Ejército ucraniano a 600 000 efectivos, lo que implica un debilitamiento significativo de su capacidad defensiva.
- Reconocimiento internacional, incluido el estadounidense, de las regiones ocupadas por Rusia como parte de su territorio.
- Convocatoria obligatoria de elecciones en Ucrania en un plazo máximo de 100 días tras la firma del acuerdo.
- Amnistía general para todos los combatientes del conflicto, incluidos aquellos que han cometido crímenes de guerra.
- Intercambio total de prisioneros de guerra.
- Administración compartida de la central nuclear de Zaporiyia, con reparto equitativo de energía bajo supervisión internacional.
Zelenski rechaza el acuerdo y denuncia imposición extranjera
El presidente Volodímir Zelenski respondió públicamente al plan en un mensaje en vídeo, calificándolo como una «visión estadounidense» alejada de los principios ucranianos. Aunque afirmó que sus equipos trabajarán en una propuesta alternativa, la realidad es que la capacidad de maniobra de Kiev se encuentra severamente limitada, tanto por el desgaste militar como por los escándalos de corrupción interna.
Moscú consigue sus objetivos históricos sin disparar un tiro
Con este plan, Rusia consolida su estrategia inicial: una Ucrania neutral, desarmada y subordinada. El Kremlin mantendría el control de las cuatro regiones clave, establecería una zona desmilitarizada en el este y lograría un reconocimiento tácito de su expansión territorial. En paralelo, obtendría la promesa de no expansión de la OTAN hacia el este y el levantamiento progresivo de sanciones económicas.
Trump repite fórmula: presiona al débil, pacta con el fuerte
Este plan sigue la lógica que Trump ya aplicó en conflictos como el de Gaza: negociar con la parte más fuerte (Israel o Rusia) y presionar a la más débil para que acepte los términos. El objetivo: acumular victorias diplomáticas rápidas a cualquier coste. En este caso, el coste lo pagaría Ucrania, y con ella, la credibilidad de Occidente.
Estados Unidos también obtendría ventajas económicas, como el acceso preferente a minerales estratégicos ucranianos y participación en la reconstrucción del país, mientras se plantea desbloquear activos rusos congelados como parte de los incentivos a Moscú.
Europa queda fuera: otro golpe a la soberanía continental
Ni la Unión Europea, ni países como Francia o Alemania, han sido actores reales en este borrador de acuerdo. El mensaje es claro: Washington y Moscú deciden, Europa obedece. Para países como España, esto supone una pérdida de influencia geopolítica y un cuestionamiento del papel de la OTAN como garante de seguridad en el continente.
¿Una paz posible o una claudicación forzada?
Desde Zero Censura advertimos: este plan no es un verdadero acuerdo de paz, sino una hoja de ruta diseñada para satisfacer las ambiciones rusas y el pragmatismo americano. El precio: la soberanía de Ucrania, el prestigio de la OTAN y la estabilidad de Europa.
¿Estamos ante un caso de independencia diplomática o de impunidad geopolítica?



