Desde Escocia y en pleno pulso arancelario, Donald Trump lanza un órdago geopolítico y comercial: o hay pacto con la UE, o habrá tarifas del 30% desde agosto.
Trump mezcla negocios personales y diplomacia con tono provocador
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a escena internacional tras aterrizar en Escocia, en una visita que mezcla intereses familiares en su club de golf de Turnberry con una ofensiva comercial de alto nivel. Trump ha anunciado que está en conversaciones con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para negociar un gran acuerdo arancelario entre EE. UU. y la UE.
Según sus propias palabras, “sería el mayor pacto de todos, si lo hacemos”, en referencia al posible tratado comercial que busca cerrar con el bloque europeo, su principal socio económico. Pese a sus habituales ataques a Europa —que ha llegado a calificar como «en ruinas» por culpa de la inmigración y las energías renovables—, Trump ve la oportunidad de un pacto “histórico”.
Ultimátum arancelario: del 30% al 15%
El contexto no puede ser más tenso. Desde el 2 de abril, Trump ha impuesto nuevos aranceles recíprocos —aunque en la práctica son unilaterales— a productos europeos. La Casa Blanca ya ha notificado a la UE su intención de aplicar tarifas del 30% a partir del 1 de agosto de 2025, si no hay acuerdo.
Fuentes diplomáticas europeas aseguran que las posiciones se han acercado hacia un arancel del 15%, pero Trump insiste en subir la presión: “Diría que tenemos un 50% de posibilidades para alcanzar un acuerdo”, advirtió. Además, reconoció al menos 20 puntos de fricción, lo que augura una negociación compleja.
Trump como negociador: elogios y amenazas en la misma frase
En un estilo típico del magnate neoyorquino, Trump combina elogios a Von der Leyen —“mujer muy respetada”— con amenazas económicas. Para él, cada gesto, incluso una carta enviada desde la Casa Blanca, es “un acuerdo”. Esta actitud ambigua mantiene en vilo a Bruselas y a los exportadores europeos, especialmente del sector agroalimentario y automotriz.
El mensaje es claro: o Europa cede en el acuerdo comercial, o pagará con aranceles asfixiantes. Mientras tanto, Trump se mueve entre los greens de su club escocés con la mirada puesta en recuperar la Casa Blanca y reforzar su imagen como “duro negociador”.