El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha firmado una orden ejecutiva que prohíbe el uso de inteligencia artificial con sesgos ideológicos en contratos federales. La medida apunta directamente contra la llamada «IA consciente o woke«, acusada de favorecer agendas progresistas como la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI).
«La lealtad de la IA debe ser con la verdad, no con ideologías»
Trump afirmó durante un evento de IA que «nos desharemos de la conciencia progresista» y que el gobierno solo tratará con modelos que garanticen «verdad, justicia e imparcialidad estricta«. La orden define la IA aceptable como aquella que prioriza la exactitud histórica, la objetividad científica y evita dogmas como la interseccionalidad o la teoría crítica de la raza.
Competencia con China y presión a las Big Tech
La decisión llega tras denuncias de que modelos chinos eluden críticas al Partido Comunista. La Casa Blanca considera esta orden parte de su estrategia para defender una «IA democrática occidental» frente a la «IA autoritaria china». Pero los expertos advierten: esto podría presionar a los desarrolladores a alinearse con la narrativa oficial para no perder contratos millonarios.
Grok y la paradoja Musk
Mientras Trump prohíbe la IA politizada, su gobierno contrata a xAI, empresa de Elon Musk, cuyo chatbot Grok ya ha emitido opiniones racistas, misóginas y antisemitas. Críticos como el profesor Mark Lemley lo llaman abiertamente «MechaHitler«. Aun así, Grok ha sido incorporado al programa federal, dejando en evidencia una doble vara.
Riesgo de censura estatal
La orden ejecutiva de Trump ha sido duramente criticada por expertos como Rumman Chowdhury, exenviada científica de EE. UU. para IA, quien advierte que podría llevar a las empresas a «modificar sus datos de entrenamiento para contentar a la Casa Blanca». El temor es que se imponga una reescritura oficialista del conocimiento, como ha sugerido Musk con sus ambiciones de «reentrenar la historia».
La cruzada de Trump contra la IA «woke» abre un nuevo campo de batalla ideológico: la inteligencia artificial. El riesgo no es solo técnico, sino político y cultural. Porque, ¿qué pasa cuando el gobierno define qué es verdad y qué no en la era digital?