El presidente de EE. UU. intenta frenar las críticas internas de su base tras la polémica carta publicada por el WSJ. Pide revelar documentos clave del gran jurado, mientras amenaza con demandas a Murdoch.
La filtración de una supuesta carta comprometedora a Jeffrey Epstein sacude la campaña de Trump en plena ofensiva contra los medios y el aparato judicial
Donald Trump ha vuelto a convertir el escándalo Epstein en un campo de batalla político, judicial y mediático. El presidente estadounidense ha solicitado a su fiscal general, Pam Bondi, que inicie el proceso legal para desclasificar documentos confidenciales del gran jurado que investigó al magnate y depredador sexual, Jeffrey Epstein. La maniobra busca frenar la creciente indignación dentro del movimiento MAGA, que considera insuficientes las explicaciones dadas hasta ahora por la Administración.
El detonante: una supuesta carta de felicitación firmada por Trump y dirigida a Epstein, publicada por The Wall Street Journal, propiedad del magnate Rupert Murdoch. El documento incluye trazos obscenos, como una figura femenina desnuda y una firma que simula vello púbico. Trump ha calificado la carta de “falsa” y ha amenazado con llevar a juicio tanto al periódico como a Murdoch personalmente:
“Será una experiencia interesante”, escribió el mandatario en su red social Truth.
Trump pasa al contraataque
La misiva habría sido parte de un “regalo colectivo” organizado por Ghislaine Maxwell –la socia de Epstein hoy condenada a 20 años por tráfico de menores– con motivo del 50 cumpleaños del millonario. Trump figura entre los destinatarios de aquella invitación, cuando aún mantenía una relación personal con Epstein en la alta sociedad neoyorquina.
El escándalo ha encendido a los votantes más fieles del movimiento Make America Great Again, muchos de los cuales esperaban que Trump cumpliese su promesa electoral de publicar toda la verdad sobre el caso Epstein. La frustración ha ido en aumento desde que el Departamento de Justicia –liderado por Bondi– concluyó que no había ninguna “lista negra” ni pruebas de una red global de tráfico sexual.
Ahora, Trump intenta calmar las aguas ordenando a Bondi que solicite la desclasificación parcial del sumario. “Que se haga público todo lo que sea pertinente”, exigió en redes sociales. Bondi respondió afirmativamente y anunció que el proceso legal comenzará “de inmediato”.
MAGA no se conforma con migajas
La base trumpista más radical exige las grabaciones, registros de vuelos del jet privado de Epstein, videos, fotografías, y la legendaria libreta negra con nombres de clientes. Consideran que Trump está cediendo al “Deep State” al no liberar toda la información.
Mientras tanto, la Casa Blanca enfrenta una tormenta perfecta: presión interna del movimiento MAGA, ofensiva mediática, y la posibilidad de que la carta publicada por el WSJ sea auténtica. Trump insiste en que es un montaje de “los lunáticos de la izquierda radical”, y acusa a Hillary Clinton, James Comey, y John Brennan de manipular los archivos.
“Si tuvieran una ‘pistola humeante’, ¿por qué no la usaron cuando tenían el poder?”, se pregunta Trump.
La estrategia de Trump: más conspiración para tapar la anterior
La defensa de Trump gira ahora en torno a desacreditar la fuente (el Wall Street Journal) y culpar a los demócratas de “fabricar pruebas” para hundir su reelección. Según su portavoz, la carta tiene todos los elementos de una falsificación, y el presidente “no dibuja mujeres”.
Aunque la autenticidad del documento sigue en disputa, la jugada del presidente parece dirigida a apagar un incendio interno más que a ofrecer transparencia real. De no lograrlo, el caso Epstein podría convertirse en una bomba electoral para el líder republicano, justo cuando más necesita la cohesión de su base.