El presidente Donald Trump vuelve a sacudir el tablero mundial con nuevos aranceles del 25% a India, que se suman al 25% ya existente y elevan el gravamen total al 50%. El motivo: las continuas compras de petróleo ruso por parte de Nueva Delhi, un movimiento que Washington considera una alianza peligrosa con Moscú y Pekín.
Estados Unidos advierte a India: “Si quiere ser socio, que actúe como tal”
El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, fue tajante en un artículo publicado en el Financial Times:
“Si India quiere ser tratada como un socio estratégico de Estados Unidos, necesita empezar a actuar como tal”.
La advertencia llega tras meses de tensiones comerciales y diplomáticas. Para la administración Trump, la compra de crudo ruso es una línea roja que pone en duda la lealtad de India como socio estratégico frente a la influencia de China y Rusia.
Europa atrapada: el acuerdo con EE.UU. en peligro
Mientras tanto, la Unión Europea enfrenta un nuevo choque con Washington. Alemania ha señalado que no habrá acuerdo comercial escrito sin antes resolver la reducción de aranceles sobre los automóviles europeos.
A ello se suma la pugna por las normas digitales de Bruselas, que Washington considera una “barrera no arancelaria”. El texto definitivo del pacto, alcanzado el mes pasado, sigue bloqueado por estas disputas.
La estrategia arancelaria global de Trump
La Casa Blanca ya ha puesto en marcha una política de aranceles recíprocos contra múltiples socios comerciales, incluyendo Canadá, México, China y el Reino Unido. En el caso británico, la exención del acero sigue sin firmarse, dejando en suspenso un acuerdo que muchos en Londres daban por cerrado.
Trump, fiel a su estilo, ha dejado claro que no cederá terreno: cada país que busque acceso al mercado estadounidense deberá aceptar condiciones claras y beneficiosas para Estados Unidos.
Un tablero geopolítico al límite
Los próximos meses serán clave: Washington prepara nuevas rondas de negociación con Canadá, México y China, mientras los efectos económicos de los aranceles ya se sienten en los mercados internacionales.
Más que un pulso comercial, la estrategia de Trump busca reconfigurar el orden económico global, poniendo a prueba tanto a aliados como a rivales.