
Los socialdemócratas daneses sufren un descalabro histórico en Copenhague
Un cambio de rumbo tras más de un siglo de gobierno
Por primera vez en más de cien años, el Partido Socialdemócrata de Dinamarca ha perdido la alcaldía de Copenhague en las recientes elecciones municipales. Según el recuento oficial, el partido obtuvo solo un 23,2% de los votos, lo que representa una caída de cinco puntos respecto a las elecciones de 2021.
La caída de los socialdemócratas en contexto
A pesar de este retroceso significativo, los socialdemócratas de la primera ministra Mette Frederiksen han mantenido el control de las principales ciudades Aarhus y Aalborg, aunque han registrado la alarmante pérdida de representación en dos de los 98 ayuntamientos, un hecho sin precedentes desde 2007.
Frederiksen admitió que «contábamos con retroceder, pero el retroceso es mayor de lo que habíamos calculado». En las anteriores elecciones, lograron un 28,4%, superando al Partido Liberal (21%) y al Partido Conservador (15,2%). La inminente pérdida del bastión de Copenhague representa un claro indicativo del debilitamiento de la izquierda en el país.
El auge de la derecha y un entorno incierto
El Partido Liberal quedó en segundo lugar con un 17,9% de los votos, dejando atrás a los socialdemócratas en el dominio de las alcaldías (39 frente a 26). La capital redundó un panorama complicado: la Lista Unitaria, representando a la izquierda rojiverde, se convirtió en la más votada con un 22,1%.
Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto. La candidata socialdemócrata, Pernille Rosenkrantz-Theil, reconoció su derrota al quedar excluida de las negociaciones para formar gobierno, marcando la primera vez en 112 años que un representante de su partido no está al frente de la alcaldía.
Frederiksen eludió especular sobre las causas de la caída electoral, pero indicó que el contexto global, incluyendo la guerra en Ucrania y la necesidad de un rearmamiento considerable, influyen en la política local. La presión en la política migratoria, la adaptación climática y la escasez de mano de obra son desafíos ineludibles que el nuevo gobierno deberá enfrentar. ¿Podrá la izquierda recuperar su terreno perdido o se consolidará el cambio hacia la derecha en Dinamarca?



