
Sergio Pellicer enfrenta la semana más crítica con el Málaga
Presión y descontento ponen al técnico en el foco
El entrenador Sergio Pellicer afronta una de las semanas más difíciles de la temporada con el Málaga CF. El próximo partido, el lunes 17 frente a la Cultural a las 20:30 horas, marca un punto clave para el equipo, que se encuentra apenas un punto por encima del descenso en la Liga. Esta situación crítica ha exacerbado la tensión tanto en la grada como en el seno del club.
Un ambiente enrarecido y cifras alarmantes
El Málaga ha perdido valiosos puntos en los minutos añadidos en encuentros contra el Castellón, Córdoba y Huesca, sumando hasta seis puntos déficit en apenas 23 minutos sobre el 90′. Estos resultados inexorables reflejan un equipo a la deriva, víctima de una crisis que se extiende más allá del campo, generando protestas intensas, incluso con cánticos de «¡Pellicer, dimisión!» por parte de los aficionados.
Soporte interno frente a la presión externa
A pesar de la tormenta, jugadores como David Larrubia y Dani Lorenzo han manifestado su apoyo total al cuerpo técnico, reconociendo que la culpa no recae solo en el entrenador y que el vestuario mantiene la confianza en él. Sin embargo, la dirección deportiva aún no contempla un cambio en el banquillo, consciente de que una sustitución podría ser un signo de debilidad ante una crisis agravada por una plaga de lesiones sin precedentes.
El reto de la cantera y la gestión deportiva
La apuesta por la cantera y los jóvenes talentos ha sido uno de los pocos aspectos positivos. El sábado pasado, cuatro de los siete fichajes y seis jugadores procedentes de Primera RFEF formaron parte del once titular. En particular, Rafa Rodríguez aportó dos goles cruciales que han sumado 7 de los 15 puntos actuales. Esta estrategia refleja un intento de adaptación ante las dificultades, aunque el futuro sigue siendo incierto.
Un devenir incierto en clave deportiva y social
Pellicer ha mostrado empatía con la afición, admitiendo que su puesto no es inamovible si el ambiente no mejora. Esta situación alarmante, sumada a la presión social y a la falta de resultados, abre un debate más amplio sobre la gestión en el club, la estabilidad deportiva y la relación con una hinchada cada vez más impaciente. El próximo partido se antoja decisivo y marcará si esta crisis se profundiza o puede iniciarse una recuperación.



