Varsovia habla de una “provocación a gran escala” y la OTAN eleva la alerta
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha vuelto a elevar la tensión en Europa. Apenas un día después de que Polonia derribara varios drones rusos que violaron su espacio aéreo, el Kremlin ha ordenado, junto a Bielorrusia, el despliegue de 30.000 soldados en la frontera polaca en el marco de las maniobras militares Zapad 2025, previstas entre el 12 y el 16 de septiembre.
Según Moscú, los ejercicios simulan una “defensa coordinada” frente a un supuesto ataque de un país occidental ficticio. Sin embargo, para Varsovia y buena parte de la Unión Europea, se trata de una “provocación a gran escala” destinada a poner a prueba la determinación de la OTAN.

El corredor de Suwałki, punto clave
Los ejercicios incluyen el despliegue de 6.000 efectivos en las inmediaciones del corredor de Suwałki, un área estratégica que conecta Polonia con los países bálticos y que los analistas consideran el “talón de Aquiles” de la OTAN en la región.
La historia reciente no invita al optimismo: las maniobras Zapad 2009 simularon un ataque nuclear contra Polonia, las de 2013 anticiparon la anexión de Crimea, las de 2017 ensayaron la captura de los bálticos y las de 2021 fueron el preludio de la invasión total de Ucrania.
La incursión de drones y la respuesta aliada
El 10 de septiembre, más de una decena de drones Shahed —de fabricación iraní— entraron hasta 250 kilómetros en el espacio aéreo polaco durante un ataque masivo contra Ucrania. Aunque la mayoría fueron neutralizados por cazas F-16 y F-35, apoyados por sistemas Patriot y AWACS, uno llegó a dañar un edificio en la localidad de Wyryki.
El gobierno polaco invocó de inmediato el Artículo 4 de la OTAN, calificando la incursión como “una violación sin precedentes” de su soberanía. Mientras Moscú alegó un “desvío accidental”, expertos internacionales sostienen que fue una acción deliberada para probar las defensas de la Alianza Atlántica.
Europa en alerta
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tachó la incursión de “imprudente” y prometió defender “cada centímetro” del territorio comunitario. A su vez, el comisario de Defensa, Andrius Kubilius, propuso la creación de un muro antidrones en el flanco este.
En paralelo, Polonia anunció el cierre de su frontera con Bielorrusia y convocó sus propias maniobras con 30.000 efectivos aliados. El primer ministro Donald Tusk advirtió que Europa está “más cerca de un conflicto abierto como no se veía desde la Segunda Guerra Mundial”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó la situación de “precedente extremadamente peligroso” y reclamó una respuesta firme y conjunta de la OTAN.
El factor nuclear
A la escalada se suma la posibilidad de que Rusia pruebe de nuevo su misil balístico intercontinental Oreshnik, capaz de recorrer más de 5.000 kilómetros y portar ojivas nucleares. Aunque el Kremlin insiste en que Zapad 2025 es un ejercicio “defensivo”, los precedentes y el actual contexto bélico hacen temer lo contrario.
En este escenario, analistas coinciden en que Putin busca enviar un mensaje claro a Occidente: Rusia está dispuesta a escalar la confrontación militar y desafiar la unidad de la OTAN en su propio flanco oriental.



