El Gobierno de Sánchez se adueña del embargo de armas a Israel, desplazando a Sumar y evidenciando su creciente irrelevancia en la coalición. La izquierda se fractura mientras crece la tensión internacional y el oportunismo político.
Pedro Sánchez usa el embargo a Israel como bandera diplomática, eclipsando la narrativa de Sumar, que pierde peso político en plena caída electoral. La medida aún no se ha aprobado, y la coalición se tambalea entre reproches y desconfianzas.
PSOE se apunta el tanto… aunque no haya decreto
El PSOE, con Pedro Sánchez al frente, ha sabido aprovechar el contexto internacional para presentarse como el impulsor del veto armamentístico a Israel, pese a que el decreto anunciado como “urgente” sigue sin aprobarse. La jugada política, cuidadosamente orquestada, busca reforzar la imagen internacional del presidente justo antes de su participación en la Asamblea General de la ONU, mientras desvía la atención de los escándalos de corrupción que le salpican.
Sumar: del “faro de Palestina” al socio silenciado
Sumar, el socio minoritario del Gobierno, había intentado erigirse como la voz firme en defensa de la causa palestina. Incluso amagó con romper la coalición si no se cancelaban los contratos armamentísticos con Israel. Sin embargo, la estrategia del PSOE ha dejado a Sumar desdibujado y sin capacidad de presión real.
La situación es aún más humillante si se recuerda que la vicepresidenta Yolanda Díaz anunció hace más de un año un viaje oficial a Palestina que, hasta el día de hoy, no ha tenido lugar. Ni compromiso diplomático, ni resultados tangibles. Solo promesas vacías.
Decretazo fantasma y excusas técnicas
El decreto que debía aprobar el embargo de armas a Israel ha sido postergado por supuestas “complejidades técnicas y jurídicas”. Desde el Ejecutivo insisten en que será presentado “la próxima semana”, pero las tensiones dentro del Consejo de Ministros son evidentes.
Izquierda Unida y sectores de Sumar exigen su aprobación inmediata y denuncian incumplimiento flagrante de los acuerdos pactados. Incluso se especula con una posible ausencia de ministros de Sumar si el decreto no entra en el próximo orden del día.
¿Oportunismo diplomático o cortina de humo?
Mientras el Gobierno se da golpes de pecho por su “compromiso con los derechos humanos”, muchos observan en esta jugada una maniobra puramente electoral y propagandística. El PSOE marca los tiempos, lanza titulares y posterga acciones, todo bajo la cobertura de una causa sensible para el electorado de izquierda.
Sumar, por su parte, sigue acumulando derrotas: fracasó recientemente con su propuesta estrella para reducir la jornada laboral, y ahora es incapaz de imponerse incluso en los temas donde decía tener autoridad moral.
Coalición resquebrajada y liderazgo en disputa
La tensión entre socios de Gobierno alcanza niveles insostenibles. Mientras Sánchez asume el liderazgo simbólico en política exterior, Sumar se ve reducido a un espectador que apenas puede quejarse. Esta dinámica debilita aún más la coalición y hace tambalear la ya frágil estabilidad del Ejecutivo.
Por si fuera poco, desde el Gobierno se ha negado la presencia de radicales pro Hamás en las manifestaciones del pasado domingo, contradiciendo lo publicado por varios medios. La ministra portavoz, Pilar Alegría, ha restado importancia a estos hechos, minimizando la presencia de violentos. Otra decisión que genera inquietud entre los ciudadanos preocupados por la seguridad nacional y la tolerancia con extremistas.
El PSOE ha sabido capitalizar el tema del embargo a Israel para fortalecer su narrativa internacional y debilitar aún más a Sumar, su socio incómodo. La maniobra evidencia una lucha de poder dentro del Gobierno, donde los gestos valen más que las acciones reales. La pregunta es clara:
¿Estamos ante un compromiso real con los derechos humanos o frente a un uso cínico de la diplomacia para ocultar las grietas internas del poder?
