Con la llegada de los nuevos vehículos Borsuk al Ejército, vuelve el debate sobre si Polonia está realmente preparada para un conflicto con Rusia. El General Leon Komornicki, veterano militar polaco, pone en duda la estrategia de defensa del país y señala errores estructurales que podrían ser devastadores en una guerra real.
Un avance simbólico, pero ¿realmente suficiente?
La reciente entrega de los primeros 15 vehículos de combate de infantería Borsuk a las Fuerzas Armadas polacas ha generado titulares, pero no el optimismo que promete la propaganda oficial. Según el General Leon Komornicki, una de las figuras militares más respetadas de Polonia, este proyecto arrastra décadas de retraso y evidencia un problema estructural: la falta de visión estratégica y planificación seria en materia de defensa nacional.
Aunque el Borsuk ofrece buen blindaje, cañón de 30 mm y flotabilidad para operaciones versátiles, sus raíces se remontan a los años 60, y el proyecto estuvo parado durante años por la falsa creencia de que Rusia no representaba una amenaza real. Como recuerda Komornicki:
“La idea de modernizar los vehículos de infantería surgió en 1992, se abandonó en 1998 y solo se retomó tras la agresión rusa contra Ucrania.”
¿Qué estrategia defensiva tiene Polonia? Préstamos y promesas
El gobierno apuesta ahora por una fuerte inversión: Polonia accede a un préstamo europeo de 43 700 millones de euros del programa #SAFE, enfocado en reforzar sus capacidades militares e industriales. El Ministro de Defensa, Władysław Kosiniak-Kamysz, afirma que la inversión servirá además para impulsar la industria polaca y la economía en general.
Pero el General Komornicki apunta a algo más profundo:
“El mayor problema no es el equipamiento, sino la falta de una estrategia real para defendernos. No existe ni siquiera una Octava División de Defensa Costera.”
Para él, Polonia sigue dependiente de soluciones reactivas y decisiones políticas que no responden a las necesidades operativas del terreno.
Errores estratégicos que podrían costar caro
Komornicki no se limita a criticar la falta de estrategia: señala fallos concretos que vulneran la defensa natural del país:
- Talar bosques fronterizos que servían como barrera natural.
- Instalar obstáculos de hormigón sin análisis operativo real.
- Fallos en el uso del terreno como defensa natural ante un avance enemigo.
El general no duda en calificar algunas decisiones como contrarias al interés nacional:
“Los tanques no pasan por bosques talados; esto es un crimen.”
Industria de defensa: tardía, dependiente y sin autonomía
Otro punto crítico es la dependencia de Polonia de material extranjero, incluso usado, como los vehículos Stryker del Ejército de EE. UU. Komornicki apunta que comprar tecnología hecha para otros países no fortalece realmente a Polonia, sino que perpetúa una dependencia costosa.
Para ser independiente, la industria militar polaca necesita:
- Desregulación para atraer empresas privadas.
- Inversión real en I+D con beneficios duales civiles y militares.
- Una visión a largo plazo que no repita errores del pasado.
“Lo que hacemos debe ser para la defensa del Estado y también para el desarrollo económico de toda la sociedad.”
¿Puede Polonia defenderse sin autonomía estratégica?
El general traza un panorama claro: sin autonomía industrial y sin una planificación a largo plazo, Polonia seguirá dependiendo de las capacidades de Estados Unidos y Europa. Y con la creciente presión geopolítica —donde Rusia y China desafían el orden occidental— esa dependencia se vuelve peligrosa.
Komornicki advierte que Europa ha estado “montada a lomos” de Estados Unidos y esto ya no basta. Señala que incluso en la actual guerra en Ucrania, las fuerzas ucranianas han desarrollado drones y misiles propios en pocos años, mostrando el valor de una industria propia desregulada y ágil.
Barreras naturales olvidadas: un error estratégico
Para el general, la restauración de defensas naturales como bosques, humedales y canales no es anecdótica, sino vital. Estas zonas pueden convertirse en obstáculos efectivos contra un avance enemigo —si se gestionan con inteligencia militar y operativa.
Además, lamenta la falta de inversión en infraestructuras clave, como canales navegables que podrían servir tanto para usos civiles como defensivos.
Conclusión: una advertencia para Polonia y Europa
Polonia ha dado pasos importantes en equipamiento, pero sin una estrategia coherente, una industria soberana y un análisis serio del terreno, todo lo demás será insuficiente. La advertencia del General Komornicki es clara:
“La defensa no se improvisa. Se piensa, se planifica y se prepara décadas antes.”
Y hoy, Polonia está retrasada en esa hoja de ruta esencial para su seguridad. Sin cambio estratégico, su preparación para un conflicto frente a Rusia —o cualquier amenaza moderna— sigue siendo más aspiración que realidad.
