Víctor de Aldama aporta documentación que sugiere que Delcy Rodríguez exigió que Sánchez abandonara públicamente su apoyo a Juan Guaidó a cambio de los fondos, incluidos 250 millones de dólares de Venezuela, para impulsar su liderazgo en la Internacional Socialista y blindar su proyección internacional.

Nuevas pruebas vinculan a Sánchez con la narcodictadura venezolana
La trama internacional de corrupción que salpica al presidente Pedro Sánchez suma un nuevo capítulo. Según ha revelado Víctor de Aldama, figura clave en la red de contactos entre el Gobierno español y el régimen de Nicolás Maduro, el régimen chavista exigió como condición para transferir 250 millones de dólares a la Internacional Socialista, que Pedro Sánchez abandonara el apoyo a la oposición democrática de Venezuela, encabezada por Juan Guaidó.
El pago formaba parte de un pacto encubierto para permitir que Sánchez asumiera la presidencia de la Internacional Socialista, lo que efectivamente sucedió en noviembre de 2022. Una operación cuidadosamente planificada y ejecutada desde julio de 2019, con la intervención directa de José Luis Ábalos, entonces secretario de Organización del PSOE.
Delcy Rodríguez, la emisaria del chantaje bolivariano
La polémica visita de Delcy Rodríguez a España en enero de 2020 ya no parece un simple escándalo diplomático. Nuevas pruebas aportadas por Aldama indican que Rodríguez viajó para confirmar personalmente a Sánchez que el dinero y el apoyo político del chavismo estaban garantizados, siempre y cuando el presidente español cumpliera su parte del trato: romper con Guaidó y sus representantes en Europa.
Imágenes de su llegada a Barajas, supuestamente suprimidas de los registros oficiales, y documentos en poder del Supremo, reforzarían la tesis de una negociación secreta entre el Gobierno de Sánchez y la narcodictadura venezolana.
Cupos de petróleo a cambio de poder político
La operación financiera no fue menor: cupos de extracción de petróleo de PDVSA valorados en 250 millones de dólares fueron destinados, según Aldama, a financiar tanto al PSOE como a la Internacional Socialista. Unos fondos que, lejos de ser altruistas, tenían un propósito estratégico: expandir la influencia del chavismo en Europa mediante el liderazgo de Sánchez.
Con ese dinero, Sánchez garantizaba la moderación de la izquierda europea respecto a la situación en Venezuela, la flexibilización de exigencias sobre la independencia judicial en España, y su propia salida política internacional si perdía el poder en España.
Documentos, cartas y el fin del respaldo a Guaidó
Uno de los elementos más reveladores es una carta enviada por Ábalos el 25 de julio de 2019 al dirigente venezolano Henry Ramos Allup, miembro de la Internacional Socialista. En ella, se le invita a una reunión en la sede del PSOE para debatir sobre las relaciones entre España y América Latina, “en el marco de nuestros respectivos proyectos políticos integrados en la Internacional Socialista”.
Pocas semanas después, el Gobierno de Sánchez abandonó toda manifestación pública de apoyo a Juan Guaidó. Coincidencia difícil de creer, más aún con las pruebas acumuladas.
La ambición personal por encima de la democracia
Aldama ha declarado ante el Tribunal Supremo que recibió credenciales oficiales del Gobierno español para negociar con Venezuela. Su papel fue clave en el entramado de apoyos que, finalmente, lograron colocar a Pedro Sánchez como primer español presidente de la Internacional Socialista. Pero el coste de ese ascenso fue la rendición ante una dictadura acusada de narcotráfico, represión y corrupción.
Este escándalo, si se confirma, sería uno de los episodios más graves de corrupción política en la historia reciente de España. No solo por el dinero ni por la opacidad de las negociaciones, sino por el precio moral de vender el respaldo a una causa democrática como la venezolana a cambio de poder personal.
¿Estamos ante un caso de influencia internacional legítima o frente a la claudicación ética de un presidente ante una dictadura?