Nuevos bombardeos israelíes dejaron al menos 30 muertos en Gaza, incluidos niños en un campo de refugiados, mientras la ONU declara oficialmente la hambruna en el norte de la Franja, que afecta a medio millón de personas.
Una nueva masacre en la Franja
El sábado, ataques del Ejército israelí en Gaza provocaron la muerte de más de 30 palestinos, entre ellos cuatro niños en un campo de desplazados en la ciudad de Jan Yunis, al sur del enclave. Otras víctimas se encontraban en el norte, buscando alimentos en zonas donde la ayuda humanitaria apenas logra entrar.
La violencia llega apenas horas después de que la ONU confirmara el estado de hambruna en el norte de Gaza y en la ciudad principal, tras 22 meses de guerra que han devastado a la población civil.
Una crisis humanitaria sin precedentes
La Clasificación Integrada de la Fase de Seguridad Alimentaria (IPC), el organismo internacional que mide el riesgo de hambre extrema, ha pasado de la alerta a la constatación oficial de la hambruna.
Según sus datos:
- 500 000 personas (una cuarta parte de la población de Gaza) sufren hambre catastrófica,
- Miles de familias sobreviven con raciones mínimas o sin alimentos,
- Decenas de palestinos han muerto por inanición debido al bloqueo y a las restricciones en los pasos fronterizos.
Protestas internacionales y bloqueo del acceso humanitario
Organizaciones internacionales denuncian que las restricciones al paso de ayuda humanitaria han agravado la catástrofe. Las aperturas parciales de corredores terrestres no son suficientes y la población civil paga el precio de un bloqueo que impide la entrada de productos básicos.
Los continuos bombardeos sobre zonas densamente pobladas han convertido los comedores comunitarios y los campos de refugiados en escenarios de muerte y desesperación.
Conclusión: hambre y guerra como arma
La tragedia en Gaza combina la violencia militar con la falta de alimentos, creando una situación insostenible para cientos de miles de personas. La comunidad internacional exige un alto al fuego y un acceso humanitario real, pero sobre el terreno, la población sigue atrapada entre las bombas y la hambruna.
