Este domingo, miles de personas han respondido a la convocatoria del Partido Popular (PP) en el Templo de Debod — en Madrid — para protestar contra lo que definen como la “mafia de Sánchez” y exigir elecciones generales inmediatas. Según la organización, unos 80 000 manifestantes concurrieron; la Delegación del Gobierno redujo la cifra a unos 40 000.

Un grito de indignación contra el sanchismo
El acto, convocado apenas días después de que el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García ingresaran en prisión preventiva, recibió a los manifestantes bajo el lema “Efectivamente: ¿mafia o democracia?”
Al filo del mediodía ya había miles de banderas de España ondeando, y se escuchaban consignas como “Sánchez dimisión” o “Sánchez a prisión”.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tomó la palabra y no rehuyó las críticas: “El Gobierno ha perdido la vergüenza, pero España no ha perdido la dignidad”, proclamó ante los manifestantes.
Feijóo volvió a exigir elecciones y lanzó un mensaje al PSOE: “¿Hasta dónde vais a llegar? ¿Cuánto más vais a tragar?”. En su arenga recordó que varios miembros del entorno socialista ya están en prisión preventiva, y dejó claro que el Ejecutivo debe responder ante los ciudadanos.
Oposición institucional y advertencias
Junto al líder popular intervinieron figuras del PP y exdirigentes históricos, lo que añadió relevancia al acto. La convocatoria se presentó como una protesta cívica, pero con claro contenido político y una exigencia directa: adelanto electoral.
La movilización marca la séptima gran manifestación contra el Gobierno de Pedro Sánchez desde que comenzaran los últimos escándalos — una muestra de que el clima político en España atraviesa una etapa crítica.
¿Qué demanda el PP ante la crisis del Ejecutivo?
El objetivo de la concentración fue claro: denunciar lo que tachan de “corrupción institucional” y exigir responsabilidad política. Feijóo pidió elecciones anticipadas, aseguró que el PP representa la defensa de la “honradez” frente al “sanchismo” y advirtió de que no cejarán hasta recuperar lo que consideran la dignidad perdida de España.
El acto, que empezó con ambiente frío y escepticismo —convocatoria relámpago incluida—, terminó consolidándose como un éxito para el PP, con multitudinaria participación y un mensaje nítido al Gobierno: la calle está harta.



