
Lamine Yamal: foco de insultos y odio en redes sociales del fútbol español
El joven jugador del Barça recibe más del 60% de ataques racistas en redes
El último informe del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe) confirma que los insultos y delitos de odio en redes sociales vinculados al fútbol español siguen en aumento. Lamine Yamal, estrella emergente del FC Barcelona, es el principal objetivo, acaparando el 60% de estos ataques. Le sigue Vinicius con un 29% y Mbappé con un 3%, mientras que otros como Nico, Iñaki Williams, Balde o Brahim suman un 2%.
El fútbol y la política chocan en las redes
El director de Oberaxe, Tomás Fernández, señala que los insultos contra Lamine están cargados de prejuicios raciales explícitos, utilizando términos despectivos como ‘mena’ o ‘moro de m…’. Este lenguaje refleja una realidad social compleja donde la política de inmigración y la identidad nacional tensionan el ambiente dentro y fuera del deporte.
Además, el informe destaca que el Real Madrid es el equipo que más recibe este tipo de violencia en redes (34%), seguido muy de cerca por Barcelona con un 32%. Sorprende el tercer puesto del Real Valladolid con un 17%, algo ilustrativo de cómo el fenómeno de odio no se limita a los grandes clubes.
Eventos deportivos como catalizadores de odio
Los picos más altos de insultos coinciden con partidos clave como El Clásico. Durante estos encuentros, las redes se llenan de mensajes agresivos y racistas dirigidos a jugadores como Lamine, Balde, Raphinha, Vinicius, Brahim o Mbappé. Insultos como ‘mono de m…’, ‘p… negro’ o ‘deberías volver a tu país’ son lamentablemente frecuentes.
Reflexión crítica desde una perspectiva conservadora
Este fenómeno no puede desligarse de la crisis social y cultural que vivimos. La creciente politización del deporte y la manipulación mediática generan una atmósfera donde la juventud se radicaliza fácilmente. Sin embargo, detrás de este discurso de «ódi o social» se esconde a menudo una crítica legítima que es silenciada bajo la etiqueta de racismo para proteger intereses políticos. El fútbol debería ser un espacio de deporte, no un campo de batalla político.



