La madrugada del 11 de noviembre de 1979, el espacio aéreo español se convirtió en el escenario del encuentro OVNI más importante de su historia. Un vuelo comercial se vio forzado a realizar un aterrizaje de emergencia, un caza del Ejército del Aire salió en su persecución y un informe oficial acabó admitiendo que no existía explicación convencional para lo sucedido. Esta es la crónica del Incidente de Manises.
Todo comenzó como un vuelo rutinario. El Supercaravelle de la compañía TAE (Trabajos Aéreos y Enlaces) despegó de Salzburgo (Austria) con destino a Las Palmas de Gran Canaria, con 109 pasajeros a bordo. Alrededor de las 23:00 horas, mientras sobrevolaba la costa de Ibiza, el comandante Francisco Javier Lerdo de Tejada y su tripulación observaron dos intensas luces rojas que se dirigían directamente hacia su avión a una velocidad vertiginosa.
El objeto no respondía a las comunicaciones y no aparecía en los radares de tierra del centro de control de Barcelona. Temiendo una colisión inminente, Lerdo de Tejada realizó una maniobra evasiva y solicitó un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto más cercano: Manises, en Valencia. Era la primera vez en la historia que un avión comercial se veía obligado a desviarse de su ruta por la presencia de un Fenómeno Aéreo No Identificado (FANI).
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Pero la historia no terminó ahí. Mientras el Supercaravelle tomaba tierra, las luces rojas seguían merodeando el aeropuerto, siendo observadas por el personal de la torre de control y otros testigos en tierra. La situación fue considerada lo suficientemente grave como para que desde la base aérea de Los Llanos (Albacete) se ordenara el despegue de un caza Mirage F-1, pilotado por el entonces capitán Fernando Cámara.
La persecución que siguió fue surrealista. El capitán Cámara estableció contacto por radar con el objeto, confirmando que era un eco sólido. Sin embargo, cada vez que intentaba acercarse, el objeto aceleraba a velocidades imposibles y cambiaba de altitud de forma instantánea, dejando atrás al avanzado caza militar. El piloto relataría más tarde cómo las luces cambiaban de color y cómo sus propios sistemas electrónicos sufrían interferencias cuando se aproximaba. Tras más de una hora de persecución infructuosa sobre la península, el Mirage tuvo que regresar a su base por falta de combustible, sin haber podido identificar la naturaleza de su esquivo objetivo.
El expediente oficial, desclasificado años después por el Ministerio de Defensa, es taxativo. Tras descartar cualquier explicación convencional (aviones experimentales, fenómenos meteorológicos o reflejos), el informe concluye que «no se ha podido encontrar una explicación al fenómeno». El Incidente de Manises sigue siendo, a día de hoy, el caso OVNI más sólido y mejor documentado de España, un evento que involucró a testigos civiles, militares y quedó registrado en informes oficiales que admiten su propio desconcierto.



