La fractura en el independentismo catalán sigue al rojo vivo. El diputado de Junts, Agustí Colomines, ha desatado una tormenta política y mediática al acusar públicamente a ERC y a su portavoz en Madrid, Gabriel Rufián, de representar una izquierda “woke” alejada del nacionalismo catalán. Las declaraciones llegan tras la publicación de un demoledor artículo en Núvol que describe el declive político del dirigente republicano.
El artículo que encendió la mecha
El detonante ha sido el texto de Gerard Furest titulado «Gabriel Rufián, el Frankenstein d’ERC», donde se acusa a Rufián de haber pasado de “anomalía positiva” a “problema para el soberanismo clásico”. La propuesta del portavoz de ERC de impulsar una coalición de izquierdas en toda España ha sido interpretada por sectores de Junts como la confirmación de que nunca fue verdaderamente independentista.
Para Colomines, este movimiento es la prueba definitiva de que Rufián actúa como un “caballo de Troya” del españolismo dentro del Congreso.
Colomines: “Hay que divorciarse de esta izquierda”
En una publicación en X (Twitter), Colomines celebró el artículo de Furest y acusó a ERC de haberse entregado a una izquierda identitaria y narcisista que subordina la cuestión nacional a la agenda ‘woke’. Entre sus críticas, recordó un episodio de 2020 en el que Rufián, en lugar de defender los derechos lingüísticos tras denunciar que no le atendieron en catalán en un hospital, retuiteó un mensaje catalanófobo minimizando el problema.
Colomines propone un modelo de izquierda independentista “antiwoke”, inspirado en el Moviment d’Esquerres (MESCat) —partido surgido de una escisión del PSC en 2014—, actualmente alineado con Junts y con Carles Puigdemont como referente político.
El concepto “woke” y la respuesta de Colomines
El uso del término “woke” provocó respuestas en redes, donde un usuario le reprochó emplear un concepto “de la extrema derecha trumpista”. Colomines defendió su empleo explicando que el movimiento nació en EE. UU. en los años 30 como lucha contra el racismo, pero que desde 2014, con Black Lives Matter, derivó hacia una agenda de exaltación identitaria que, según él, acaba coartando libertades en nombre de lo políticamente correcto.
Asegura que esa deriva ha contaminado también al Parlament de Catalunya, anulando la voz de los políticos sensatos tanto de derecha como de izquierda.
Una guerra abierta en el independentismo
Este nuevo choque verbal refleja la profunda división estratégica y doctrinal en el independentismo catalán: ERC apuesta por acuerdos con la izquierda española y un enfoque más progresista en lo social, mientras Junts busca unidad nacional y rechaza la agenda identitaria importada del activismo global.
Para Colomines, “solo una izquierda independentista, nacionalista e integradora” puede retomar el objetivo de 2017. Para ERC, en cambio, la prioridad es mantener influencia en Madrid a través de alianzas transversales.
Reflexión de Zerocensura
Lejos de cerrarse, la brecha entre ERC y Junts parece cada vez más irreconciliable. La batalla ideológica ya no es solo sobre cómo lograr la independencia, sino sobre qué modelo social y cultural debería tener una Cataluña soberana.