Una mujer afectada por los graves fallos en el programa de detección de cáncer de mama en Andalucía irrumpe en el Parlamento y lanza una acusación demoledora contra Juanma Moreno, poniendo en jaque la gestión sanitaria del Gobierno autonómico y alimentando un escándalo que sigue creciendo.
Un momento dramático que resume la crisis del cribado
El pasado 26 de noviembre de 2025, en una sesión del Parlamento andaluz tras la aprobación de una Iniciativa Legislativa Popular promovida por Amama y varias asociaciones de pacientes, una mujer afectada irrumpió vestida de indignación: “Juanma, me has arruinado la vida. Y te voté”.
Se trata de Anabel, paciente que sufrió una mastectomía. Su grito —“Me has matado en vida”— resonó entre los escaños y generó consternación. Para ella, esa operación pudo haberse evitado si la mamografía del cribado hubiera detectado su cáncer a tiempo.
Ese momento emocional se ha convertido en el símbolo de una gestión sanitaria fallida y de un problema que ya no puede definirse como «error puntual»: es una crisis estructural del sistema de salud público andaluz.
Fallos sistemáticos del cribado: cifras, mentiras y consecuencias
- Según la administración autonómica, la cifra oficial de mujeres afectadas asciende a 2 317 casos.
- La inmensa mayoría (alrededor del 90 %) se concentran en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
- Entre las consecuencias denunciadas por Amama hay casos de retrasos en el diagnóstico, intervenciones tardías e incluso muertes. La asociación afirma haber identificado al menos tres mujeres fallecidas por los errores en el sistema de cribado.
- Amama sostiene que el número real de afectadas podría ser mucho mayor y alerta sobre “mamografías desaparecidas” y diagnósticos no comunicados a tiempo.
La brecha entre la versión oficial y lo que viven las afectadas se ha convertido en terreno abonado para la desconfianza ciudadana.
Reacciones políticas: de la dimisión al “plan de choque”
La crisis estalló cuando quedó claro que no se trataba de “errores aislados”. La entonces consejera de Salud dimitió, y su sucesor, Antonio Sanz, asumió la gestión.
Como respuesta, el Gobierno andaluz anunció un plan de choque: 12 millones de euros de inversión, 119 profesionales sanitarios contratados y reinicio inmediato de las mamografías pendientes.
Además, durante el reciente Debate del Estado de la Comunidad, Moreno prometió instaurar un “acto único” para que todas las pruebas diagnósticas —mamografía, ecografía y biopsia— se realicen el mismo día cuando haya sospechas de malignidad.
Pero para muchas víctimas, estas soluciones llegan tarde y de forma insuficiente. Las voces críticas advierten que el problema no es solo de comunicación: es el colapso del sistema público bajo un gobierno que prometió lo contrario.
El daño real: vidas, confianza rota y miedo social
Lo ocurrido en el Parlamento —esa mujer gritando su angustia— resume el desgarro social provocado por una nefasta gestión sanitaria. No se trata únicamente de estadísticas: son vidas marcadas por omisiones y negligencia.
La crisis del cribado ha destruido la confianza de miles de mujeres en el sistema público. Muchas ya no esperan: se pasan a la sanidad privada, si pueden. O viven con el temor permanente de que su diagnóstico haya llegado demasiado tarde.
Mientras tanto, el Gobierno andaluz celebra “medidas correctoras” que, para muchas, no borran el daño hecho.
¿Un antes y un después para la sanidad pública andaluza?
Este escándalo debería marcar un punto de inflexión. Si la respuesta del Ejecutivo se traduce en transparencia real, depuración responsable y reformas estructurales, aún hay margen para recuperar la confianza.
Pero si lo que hay es un parche mediático —un “plan de choque” sobre el papel sin voluntad real de cambio—, entonces lo ocurrido será solo otro capítulo oscuro en la decadencia progresiva del sistema sanitario público.
¿Estamos ante una crisis superada o el principio de un deterioro irreversible de la sanidad andaluza?
