Tras casi dos décadas de desencuentros, Tokio y Seúl firman una declaración conjunta para reforzar la cooperación en comercio y seguridad, con la mirada puesta en Corea del Norte, la economía global y el respaldo de Estados Unidos.

Un hito histórico en Tokio
La visita oficial del presidente surcoreano Lee Jae-myung a Japón marcó un punto de inflexión diplomático: por primera vez en 17 años, un primer ministro japonés y un presidente surcoreano firmaron una declaración conjunta.
Durante la reunión de dos horas con el primer ministro Shigeru Ishiba, ambos líderes coincidieron en que sus países, que comparten valores democráticos y estratégicos comunes, deben estrechar lazos “más que nunca” ante la incertidumbre internacional.
Eje trilateral con Estados Unidos
Tokio y Seúl subrayaron la necesidad de mantener una alianza sólida con Estados Unidos, reforzando la cooperación trilateral frente a los desafíos regionales. Entre ellos, la desnuclearización de Corea del Norte, considerada aún una prioridad absoluta para ambas naciones.
Una agenda amplia: economía, tecnología y demografía
Más allá de la seguridad, el pacto aborda una serie de retos compartidos:
- Comercio y aranceles: preocupación por las medidas de Washington que afectan a toda Asia.
- Demografía: baja natalidad y envejecimiento poblacional que amenazan la estabilidad social.
- Agricultura y desastres naturales: compromiso en resiliencia y prevención.
- Energías alternativas: impulso conjunto al hidrógeno y al amoníaco como fuentes limpias.
- Tecnologías emergentes: cooperación en inteligencia artificial y digitalización.
Nuevas medidas para acercar a las sociedades
Entre las decisiones concretas, Japón y Corea del Sur acordaron:
- Ampliar el programa de visados “working holiday”, facilitando intercambios juveniles y laborales.
- Crear un organismo bilateral permanente encargado de coordinar la cooperación en todos los frentes.
Este marco institucional busca normalizar y estabilizar las relaciones, superando tensiones históricas que han entorpecido el entendimiento entre ambas naciones.
Conclusión: un nuevo capítulo en Asia Oriental
La cumbre de Tokio abre un nuevo ciclo en las relaciones nipón-surcoreanas, donde la colaboración estratégica pretende reemplazar décadas de recelos y disputas. El objetivo es claro: unir fuerzas para responder a los retos globales y proyectar estabilidad en una región clave para el equilibrio mundial.



