El ejército israelí ha lanzado una nueva oleada de ataques aéreos y artillería sobre el sur de la Franja de Gaza este domingo, golpeando especialmente la zona de Rafah, y dejando en evidencia la fragilidad del alto el fuego pactado el pasado 11 de octubre. El propio primer ministro Benjamin Netanyahu ha advertido de que responderán con contundencia a cualquier provocación de Hamás.

El alto el fuego, al borde del colapso
Según el ejército israelí, los bombardeos se dirigieron contra supuestos militantes que habrían abierto fuego contra sus tropas. Por su parte, el brazo armado de Hamás, las Brigadas Al-Qassam, ha negado cualquier implicación en estos enfrentamientos, asegurando que siguen comprometidos con el cese de hostilidades.
Pero los hechos sobre el terreno dicen otra cosa: explosiones, disparos de tanques y ataques aéreos han sacudido varias localidades del centro y sur de Gaza, dejando al menos ocho muertos y decenas de heridos, según fuentes médicas del Hospital Al-Aqsa.
Rafah: un paso cerrado y una vía humanitaria bloqueada
El cruce de Rafah, la principal vía de entrada para ayuda humanitaria desde Egipto, permanece cerrado. Israel asegura que no reabrirá hasta que no se respeten las condiciones del alto el fuego, mientras que Hamás acusa al Estado hebreo de haber cometido ya 47 violaciones, con 38 muertos y 143 heridos desde el acuerdo.
Los ataques no solo han golpeado objetivos militares, sino también zonas residenciales. Testigos en Khan Younis y Deir Al-Balah describen intensos bombardeos que han arrasado edificios enteros.
Rehenes y cadáveres: otra guerra diplomática
Israel y Hamás siguen enfrentados también por la devolución de los cuerpos de rehenes fallecidos. De los 40 retenidos inicialmente, Hamás ha devuelto 20 con vida y 12 muertos, pero se niega a seguir el proceso, alegando dificultades técnicas para extraer cuerpos de los escombros.
Israel, por su parte, exige la entrega inmediata y considera esta negativa otra violación del acuerdo.
Las consecuencias: Gaza al borde del abismo
Mientras el plan de paz impulsado por Trump se desdibuja ante la realidad del conflicto, crecen los temores de una nueva escalada militar a gran escala. En Tel Aviv, los índices bursátiles han caído un 2 %, reflejando la incertidumbre.
Además, la ayuda humanitaria está paralizada, con cientos de miles de civiles atrapados en un enclave devastado y sin acceso a comida, agua ni electricidad suficiente. La hambruna amenaza a una población que ya sufre el aislamiento desde hace más de un año.
¿Estamos ante el fin del alto el fuego?
Mientras ambos bandos se acusan mutuamente de romper el acuerdo, lo cierto es que la violencia vuelve a marcar la agenda. La comunidad internacional guarda silencio, mientras la Franja de Gaza se hunde de nuevo en la guerra. La paz, una vez más, parece ser la gran ausente.



