El ejército israelí arrasa 30 edificios residenciales mientras Marco Rubio aterriza en Tel Aviv para reunirse con Netanyahu. El futuro de los Acuerdos de Abraham y la estabilidad regional, en jaque.

Rubio llega a Israel en medio de una nueva oleada de destrucción
La ciudad de Gaza vive uno de sus días más oscuros: el ejército israelí ha destruido al menos 30 edificios residenciales, provocando una nueva ola de desplazamientos forzados entre los más de un millón de palestinos atrapados en la zona. Todo esto sucede mientras el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, llega a Israel para una visita diplomática de alto voltaje, con el conflicto en su punto más crítico desde el ataque de Hamás a Qatar.
Rubio se reunirá con el primer ministro Benjamin Netanyahu para discutir la liberación de los 48 rehenes que Hamás mantiene en Gaza (se estima que 20 aún están con vida) y analizar posibles vías para la reconstrucción de la Franja, según declaraciones ofrecidas antes de su llegada.
«Lo que pasó, pasó. Hablaremos del futuro», ha dicho Rubio, restando importancia al reciente ataque israelí en Doha, que ha generado una condena generalizada, incluso dentro de la propia administración estadounidense.
Israel va a por Gaza… mientras Cisjordania también está en la mira
Israel ha dejado claro que su objetivo es ocupar totalmente la ciudad de Gaza, último gran bastión de Hamás, pese a las advertencias de las agencias humanitarias y del entorno internacional. Esta operación, que ya ha desplazado a decenas de miles de personas, se suma a un preocupante plan anunciado por Netanyahu para expandir los asentamientos israelíes en Cisjordania.
Esta decisión ha generado el rechazo frontal de los Emiratos Árabes Unidos, uno de los países firmantes de los Acuerdos de Abraham, que ahora corren serio peligro. La expansión de colonias judías en territorios palestinos podría dinamitar definitivamente los esfuerzos de normalización con el mundo árabe impulsados por la anterior administración de Trump.
EE. UU. se divide: apoyo a Israel, pero con matices
El bombardeo israelí en Qatar del pasado martes, que apuntó a líderes políticos de Hamás en Doha, ha sido interpretado por altos funcionarios estadounidenses como una escalada unilateral innecesaria, que pone en riesgo tanto la seguridad de la región como la posición de Washington como mediador.
Pese a ello, Marco Rubio ha reiterado que el objetivo prioritario es liberar a los rehenes y reconstruir Gaza, manteniéndose ambiguo respecto al curso de acción militar israelí. Mientras, Trump sigue respaldando a Netanyahu, aunque fuentes internas muestran preocupación por el desgaste diplomático que podrían generar los ataques fuera de territorio palestino.
Cumbre árabe-islámica de emergencia en Qatar
Como respuesta a la agresión israelí en suelo catarí, el mundo árabe se moviliza: Qatar acogerá el lunes una cumbre extraordinaria de países islámicos, donde se abordará la situación en Gaza, los ataques recientes y la postura a adoptar ante un Israel que parece decidido a llevar su ofensiva hasta las últimas consecuencias.
Mientras tanto, las agencias humanitarias alertan de un desastre absoluto si Israel decide ocupar completamente la ciudad de Gaza, donde la población ya enfrenta niveles críticos de desnutrición y falta de atención médica.
La ocupación total de Gaza, ¿el punto sin retorno?
Con Gaza en ruinas, Cisjordania en riesgo, los acuerdos diplomáticos fracturados y Estados Unidos en una posición incómoda entre su aliado y la comunidad internacional, el escenario se complica.
Netanyahu juega a fondo su carta militar mientras se blinda políticamente con Trump y Rubio. La pregunta es: ¿a qué coste? Y más aún: ¿quién reconstruirá lo que se está arrasando hoy, mientras el pueblo palestino sigue pagando el precio?