El heredero del imperio del Cártel de Sinaloa pacta con la fiscalía estadounidense en un giro histórico que podría sacudir las entrañas del crimen organizado mexicano
El hijo del célebre narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán ha decidido cambiar su declaración. Ovidio Guzmán López, conocido como uno de los líderes de la sangrienta facción de Los Chapitos, se declarará culpable de cargos de narcotráfico, según han confirmado documentos judiciales estadounidenses. Se trata de la primera vez que un miembro de la familia Guzmán colabora con la justicia norteamericana.
La audiencia —reprogramada de forma discreta para este viernes— será clave en uno de los casos más simbólicos contra el crimen organizado transnacional. La fiscalía federal acusa a Ovidio y a su hermano, Joaquín Guzmán López, de operar una gigantesca red de distribución de fentanilo que ha inundado de opioides las calles de Estados Unidos.
Un imperio criminal en jaque
El cartelismo mexicano no solo ha sobrevivido a la caída de “El Chapo”, condenado a cadena perpetua en 2019, sino que ha mutado en estructuras cada vez más violentas y sofisticadas. Ovidio —extraditado desde México en 2023 tras un operativo militar que dejó decenas de muertos— ha sido señalado como una de las piezas centrales del nuevo mando del Cártel de Sinaloa, junto a Ismael “El Mayo” Zambada.
La fiscalía sostiene que los Guzmán López no eran simples herederos del legado criminal de su padre, sino que lideraban activamente la fabricación y distribución del fentanilo, el opioide sintético responsable de miles de muertes anuales en EE.UU. Su red, según las autoridades, operaba con laboratorios en México, rutas aéreas privadas y socios en Asia y Europa.
¿Qué hay detrás del pacto?
Aunque los detalles del acuerdo con la fiscalía no se han hecho públicos, todo indica que Ovidio Guzmán podría colaborar con las autoridades estadounidenses, proporcionando información clave sobre el funcionamiento interno del cartel y sus conexiones internacionales. Un movimiento que podría sacudir la estructura de mando del narcotráfico latinoamericano, pero también aumentar la tensión en Sinaloa, donde ya han estallado episodios de violencia tras las detenciones previas.
La captura en 2024 de su hermano Joaquín y de “El Mayo” Zambada en Texas, a bordo de un jet privado, provocó una ola de enfrentamientos entre facciones rivales del cartel, en una guerra silenciosa por el control del tráfico de drogas en el Pacífico mexicano.
¿Estamos ante el principio del fin para Los Chapitos? ¿O simplemente frente a una nueva jugada estratégica del crimen organizado para ganar tiempo y recomponerse? En la guerra contra las drogas, los pactos judiciales pueden ser tan letales como las balas.