Mientras los terroristas islamistas denuncian más de 700 muertos en los repartos de ayuda, crecen las sospechas sobre el uso cínico del sufrimiento civil como escudo político. La UE y Trump avanzan hacia una tregua que obligue a Hamás a liberar rehenes.
El Gobierno de Hamás, grupo designado como terrorista por la UE, Israel y EE.UU., ha lanzado una nueva batería de acusaciones contra el Estado de Israel, asegurando que 773 palestinos habrían muerto cerca de los centros de distribución de ayuda en la Franja de Gaza. Sin embargo, diversas fuentes internacionales denuncian que estos mismos centros son utilizados por Hamás para ejercer control político, ocultar armamento y movilizar propaganda antiisraelí.
Mientras tanto, la Unión Europea y el Gobierno de Israel han alcanzado un acuerdo para ampliar el acceso humanitario en el enclave, abriendo más pasos fronterizos y permitiendo el ingreso de más camiones con suministros esenciales. Según Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, también se prevé la reparación de infraestructura clave y mayor protección a los trabajadores humanitarios.
❝ Ayuda humanitaria como rehén del terrorismo islamista ❞
Desde que Israel limitó el acceso de camiones de la ONU por las sospechas de desvíos de recursos hacia Hamás, EE.UU. e Israel establecieron centros humanitarios controlados en el sur de Gaza. A pesar de ello, los islamistas denuncian que estos puntos se han convertido en “trampas mortales”, intentando lavar su imagen ante la comunidad internacional.
Hamás, lejos de asumir su responsabilidad por haber desatado esta guerra con el brutal ataque del 7 de octubre de 2023, culpa a Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania de complicidad en un supuesto “genocidio”. Esta narrativa victimista choca con las pruebas de que el grupo continúa reteniendo rehenes, utilizando civiles como escudos y operando en zonas humanitarias.
Ataques, propaganda y cifras infladas
El jueves, 16 personas —incluidos 10 niños— murieron tras un ataque israelí cerca de un centro médico en Deir al Balah. Aunque Hamás asegura que se trataba de un centro para mujeres y niños, el Ejército israelí ha reiterado que muchas instalaciones “humanitarias” han sido infiltradas por operativos armados del grupo terrorista.
Al mismo tiempo, fuentes del diario israelí Haaretz revelaron que los soldados tienen autorización para dispersar multitudes que ponen en riesgo la seguridad, especialmente cuando miles de personas se agolpan antes de que se inicien los repartos. La ONU ha denunciado la insuficiencia de la ayuda, pero admite que la distribución está condicionada por el control total de Hamás sobre la población.
Cifras alarmantes bajo control de Hamás
Según cifras del Ministerio de Sanidad gazatí, vinculado al propio Hamás, Israel ha causado más de 57.000 muertes desde octubre, pero la imposibilidad de verificar estos números de forma independiente, sumado al uso propagandístico del sufrimiento, plantea serias dudas sobre su veracidad.
Israel controla actualmente el 85% de la Franja, y ha propuesto concentrar a la población en una “ciudad humanitaria” en Ráfah, desde donde podrían ser evacuados con el apoyo de países árabes. Para Hamás, esto constituye una “limpieza étnica”, pero organizaciones como Human Rights Watch han sido acusadas de parcialidad sistemática en sus informes.
Europa pacta con Israel, Trump mete presión
En paralelo, la UE pactó con el ministro israelí Gideon Saar ampliar el acceso de ayuda, incluyendo nuevas rutas, más camiones y soporte a misiones humanitarias. Saar confirmó que una tregua es “posible” si Hamás da pasos concretos hacia el desarme y la liberación de rehenes.
Desde Washington, el presidente Donald Trump confirmó que su enviado especial viajará a Catar para impulsar las negociaciones. Hamás aceptó liberar a 10 rehenes vivos, aunque insiste en que Israel se retire completamente de Gaza, una exigencia que muchos analistas consideran inaceptable.



