Una nueva filtración masiva sacude al poder judicial de Estados Unidos: el sistema de archivos electrónicos PACER ha sido hackeado, y todo apunta a que los responsables están vinculados al gobierno ruso. El ataque, calificado como “urgente” por el propio Departamento de Justicia, podría haber comprometido identidades confidenciales, casos penales sellados y órdenes judiciales aún no reveladas.
El poder judicial estadounidense, vulnerable desde dentro
Según información publicada por The New York Times y confirmada por Politico, fuentes del gobierno aseguran que Rusia estaría “al menos en parte” detrás del ciberataque que logró penetrar uno de los sistemas más sensibles del país: el archivo electrónico de casos judiciales federales, conocido como PACER.
La filtración se enfocó especialmente en casos penales de nivel medio en Nueva York y otras jurisdicciones, donde habría documentos relacionados con personas de origen ruso o europeo del Este, según revela el informe.
Lo comprometido: desde identidades protegidas hasta acusaciones selladas
El daño no es menor. Entre los documentos filtrados podrían estar:
- Expedientes penales aún no públicos.
- Acusaciones selladas.
- Órdenes de arresto confidenciales.
- Y, lo más grave, identidades de informantes protegidos, lo cual pone vidas en peligro directo, especialmente de aquellos que colaboran con la justicia enfrentándose a mafias, cárteles o redes internacionales.
El riesgo de represalias es inminente, y los servicios de inteligencia ya están tomando medidas para proteger a los afectados.
La alerta interna: “un asunto urgente que requiere acción inmediata”
En un memorando confidencial enviado a jueces y funcionarios judiciales, los administradores del sistema de justicia advirtieron que “agentes de ciberamenazas persistentes y sofisticados han comprometido registros sellados”. El mensaje, citado por el Times, no deja lugar a dudas: se trata de una crisis de seguridad de alta prioridad para el gobierno de Estados Unidos.
La Oficina Administrativa de los Tribunales Federales confirmó oficialmente el ataque el pasado 7 de agosto, asegurando que están reforzando la seguridad del sistema y colaborando con los tribunales afectados para mitigar las consecuencias.
No es la primera vez: Rusia ya infiltró SolarWinds en 2020
El antecedente no puede ignorarse. En 2020, hackers del Kremlin utilizaron el software estadounidense SolarWinds para introducir código malicioso que permitió infiltrarse en redes gubernamentales, incluyendo PACER. Fue uno de los ataques más graves registrados en territorio digital estadounidense.
Aquella operación —dirigida, según la inteligencia de EE. UU., por el SVR, el servicio de espionaje exterior ruso— permitió acceso silencioso a datos clasificados durante meses.
¿Guerra digital silenciosa?
Este nuevo ataque —sin misiles, sin bombas, pero con efectos potencialmente devastadores— pone de relieve la creciente amenaza de la guerra cibernética en pleno siglo XXI.
Mientras algunos países emplean armas, otros hackean la infraestructura judicial de sus adversarios.
Y el hecho de que los documentos comprometidos estén ligados a nombres rusos o de Europa del Este no parece una coincidencia. ¿Estamos ante un intento de proteger redes de espionaje desde dentro? ¿O es una operación de chantaje digital?
Reacción oficial: refuerzo, pero sin culpables directos
Aunque el gobierno estadounidense aún no ha señalado públicamente a ninguna entidad rusa concreta, la presión aumenta para que Washington tome represalias diplomáticas o tecnológicas ante un nuevo ataque directo a su estructura institucional.
Mientras tanto, los tribunales trabajan contra reloj para evaluar el alcance del daño y garantizar que la confianza en el sistema judicial no se derrumbe por una vulnerabilidad digital.