
Fran Soto exige justicia clara para cerrar el Caso Negreira
Presidente del Comité Técnico de Árbitros pide transparencia y valentía
Fran Soto, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), reconoció la urgencia de una decisión jurídica que ponga fin al controvertido Caso Negreira. Este escándalo, que ha azotado al fútbol español provocando desconfianza institucional y credibilidad erosionada, sigue dañando al estamento arbitral, según Soto. «Necesitamos hacer borrón y cuenta nueva», aseguró durante su primera entrevista tras dejar la abogacía y asumir el reto en el CTA.
El VAR y la polémica técnica
El dirigente subrayó la importancia del VAR para corregir errores graves y salvar partidos en LaLiga, a pesar de las críticas que cuestionan su impacto en la esencia del juego. Soto defendió un enfoque de mínima intervención, buscando que los árbitros sean valientes en el campo y no dependan exclusivamente de la tecnología, aunque aseguró que está abierto a innovaciones y explicaciones públicas para mejorar la credibilidad.
Un arbitraje bajo escrutinio y vulnerabilidad
En otro punto sensible, Soto destacó la necesidad de proteger a los árbitros de insultos y agresiones, especialmente en categorías base, proponiendo que se les considere autoridades para castigar actitudes violentas, tema que resuena en España ante el alarmante aumento de violencia en el fútbol amateur. Además, dijo que la transparencia debe ir acompañada de firmeza, pues «no ser inamovibles» sugiere adaptación pero sin perder la esencia del arbitraje español.
Análisis crítico
La declaración de Soto llega en un momento en el que la justicia española debe dictaminar sobre acusaciones que involucran corruptelas dentro de la AFA. La tradicional falta de transparencia en el deporte rey ha generado un caldo de cultivo para la desconfianza. Desde una perspectiva conservadora, es imprescindible exigir rigor jurídico y claridad para restaurar la confianza en las instituciones y el arbitraje. La defensa férrea del VAR, aún con sus límites, choca con la sensibilidad popular que reclama autenticidad y menos tecnocracia.
Además, la apertura al diálogo con presidentes y la intención de humanizar a los árbitros representan un intento genuino de romper con un pasado opaco y confrontacional, aunque el camino será duro y polémico. Este caso tiene ramificaciones que trascienden lo deportivo, evidenciando la necesidad de una regeneración ética y legal profunda en el fútbol español.



