La tensión política en España ha estallado en el Congreso con una confrontación sin precedentes entre el Gobierno y la oposición. El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, puso contra las cuerdas a Pedro Sánchez, al recordar que los pisos donde ha residido el líder socialista fueron pagados con ingresos procedentes de las saunas propiedad de su suegro.
La bomba estalló en el pleno y dejó al Ejecutivo visiblemente nervioso. Desde Moncloa, el ministro de la Presidencia Digital, Óscar López, trató de desviar la atención con un ataque directo contra Feijóo, acusándolo de “haber perdido los papeles” y de mostrar “su verdadero rostro”. Palabras vacías para un Gobierno acorralado por escándalos que ya no puede tapar con eufemismos.
Por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acusó al PP de cruzar “líneas rojas” por vincular a Sánchez con el negocio de la prostitución, en alusión directa a las actividades de las saunas familiares de su entorno político. Pero los populares no han retrocedido ni un milímetro.
El PP insiste: “Sánchez no es una víctima, es beneficiario”
La portavoz del Partido Popular en el Congreso, Ester Muñoz, fue clara: “La mujer de Sánchez está imputada por cuatro delitos, y se ha beneficiado de su cercanía al poder. Sánchez ha hecho uso de bulos para atacar a la familia de Feijóo, pero ahora que le tocan a la suya, clama al cielo.”
Desde el PP, insisten en que Sánchez no es una víctima, sino un beneficiario directo del uso privado del poder público, y recuerdan que si alguien ha traspasado los límites, ha sido precisamente el presidente, al escudarse en su cargo para proteger a su círculo familiar.
Sánchez, cada vez más aislado
El escándalo se suma a la ya delicada situación judicial que enfrenta Begoña Gómez, imputada por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción y uso de información privilegiada. Mientras tanto, Sánchez guarda silencio, confiando en el blindaje político de sus ministros y en el ruido mediático para desviar la atención.
Pero la oposición no está dispuesta a ceder. El caso de las saunas del suegro, sumado a los negocios de su esposa y a la falta de transparencia de Moncloa, están generando una tormenta perfecta que pone en duda la legitimidad ética del liderazgo de Sánchez.
