La policía noruega investiga una explosión ocurrida en pleno centro de Oslo, a escasos 500 metros del Palacio Real y de la embajada de Israel. Un segundo artefacto explosivo, similar a una granada militar, fue detonado de manera controlada. La sorpresa: el sospechoso detenido es un niño de apenas 13 años.
El estallido que sacudió la capital noruega
La tarde del martes, una explosión en una calle céntrica de Oslo obligó a desplegar a los servicios de emergencia y a acordonar una amplia zona en las inmediaciones de un campus universitario. El incidente ocurrió a tan solo medio kilómetro del Palacio Real y de la embajada de Israel, lo que generó inquietud entre las autoridades y la población.
No se registraron heridos, pero el hallazgo de un segundo artefacto explosivo, descrito como una granada de mano de estilo militar, elevó la alarma. La policía procedió a una detonación controlada para garantizar la seguridad.
Un sospechoso inesperado: un niño de 13 años
En una revelación sorprendente, medios noruegos como TV2 y Aftenposten informaron que el detenido por el ataque es un menor de 13 años.
El jefe policial en el lugar, Brian Skotnes, evitó confirmar la edad del sospechoso, pero señaló:
“Nuestra hipótesis es que se trata de criminales con agenda contra otros criminales, aunque no podemos descartar nada”.
La declaración alimenta la teoría de un ajuste de cuentas en el submundo criminal de la capital noruega, aunque el hecho de que un menor esté involucrado abre serias preguntas sobre el reclutamiento juvenil en actividades violentas.
Mensaje de emergencia a los ciudadanos
Las autoridades recurrieron a un mecanismo excepcional: un mensaje de alerta enviado a todos los teléfonos móviles de Oslo advirtiendo sobre la explosión.
Este tipo de comunicación directa con la población es extremadamente inusual y refleja la gravedad del incidente y el temor a posibles nuevos ataques.
Un contexto inquietante: drones y guerra híbrida
El episodio ocurre justo un día después de que se reportaran avistamientos de drones cerca de los aeropuertos de Oslo y Copenhague, en un clima europeo ya marcado por denuncias de “ataques híbridos” con drones, ciberataques y sabotajes atribuidos a actores internacionales.
La coincidencia temporal refuerza la sensación de que Noruega —y Escandinavia en general— se enfrenta a un nuevo patrón de amenazas contra su seguridad interna.
Análisis Zero Censura: Europa, cada vez más vulnerable
Que un niño de 13 años sea detenido por un atentado con explosivos en pleno centro de Oslo es un síntoma alarmante: las redes criminales están utilizando a menores como peones en una guerra encubierta.
Además, el hallazgo de una granada de estilo militar plantea preguntas sobre cómo estas armas llegan a manos de jóvenes en un país que presume de estabilidad y seguridad.
Europa, mientras tanto, sigue mirando hacia otro lado, obsesionada con discursos políticos abstractos mientras la violencia se infiltra hasta en los rincones más tranquilos del continente.
