Mientras España arde con más de 115.000 hectáreas calcinadas y tres muertos, el Ejecutivo de Pedro Sánchez prefiere culpar a la oposición antes que asumir responsabilidades y liderar la respuesta.
España en llamas… y el Gobierno en campaña
Con 38 incendios activos, miles de evacuados y pueblos enteros arrasados, lo que debería ser un momento de unidad y acción inmediata se ha convertido en un nuevo capítulo de guerra política.
En vez de anunciar medidas contundentes, el Gobierno de Sánchez ha aprovechado la crisis para cargar contra los presidentes autonómicos del PP, con declaraciones tan frívolas como las del ministro Óscar Puente, que bromeó sobre las altas temperaturas en Castilla y León.
El “manual” del ataque político en plena emergencia
Puente no solo no se disculpó, sino que reivindicó su postura, asegurando que no dará “ni un paso atrás” en responsabilizar a los gobiernos populares. A su lado, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, presumió de que “las crisis nos encuentran trabajando”, mientras el ministro del Interior, Marlaska, insinuaba que las comunidades que no puedan gestionar los incendios deberían ceder el control al Gobierno central.
Óscar López, ministro de Transformación Digital, fue más allá, amenazando con que el Ejecutivo “actuará” si alguna comunidad “pierde el control”, mientras criticaba a Ayuso y Feijóo por su agenda en plena crisis.
La ministra del “si me necesitan”
La vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, siguió la línea del presidente Sánchez en la DANA de 2023: “Si mi presencia es necesaria… estoy disponible”. Traducido: no hay intención de visitar las zonas afectadas salvo que el rédito político lo justifique. Una actitud que refleja desconexión y desdén hacia las víctimas de la tragedia.
La respuesta del PP
El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, acusó al Gobierno de “seguir de vacaciones” mientras España sufre un riesgo máximo. Presidentes autonómicos como Mañueco y Rueda denunciaron que Sánchez ni siquiera los ha llamado para coordinar esfuerzos.
Desde el PP también se recordó que el Ejecutivo dispone de solo 42 aeronaves contra incendios, cinco menos que en años anteriores, debido a la falta de Presupuestos, lo que evidencia una peligrosa reducción de medios en plena campaña de incendios.
De la inacción al oportunismo político
El incendio político avanza tan rápido como las llamas en los montes. El Gobierno no solo llega tarde, sino que condiciona su implicación a que las comunidades “pidan” ayuda, ignorando que el deber de un Ejecutivo en una crisis nacional es actuar de inmediato y sin condiciones.
El resultado: un Estado que parece más preocupado por ganar titulares que por salvar vidas y proteger el patrimonio natural.
Cuando un Gobierno necesita que el fuego le llegue al sillón para moverse, el país entero está en peligro. Los incendios no entienden de siglas, pero la política de Sánchez parece empeñada en que hasta las llamas tengan color partidista.



