sábado, noviembre 22, 2025
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“En Cuba no hay mendigos”: una frase que le costó el cargo a la ministra de Trabajo

La exministra Marta Elena Feitó negó la pobreza en la isla y fue forzada a dimitir tras la presión del régimen castrista. La frase encendió una crisis interna en plena escasez crónica.

El negacionismo económico del castrismo, al descubierto

La ya exministra de Trabajo de Cuba, Marta Elena Feitó Cabrera, fue obligada a presentar su renuncia fulminante tras asegurar en sede parlamentaria que “en Cuba no hay mendigos”. La declaración, pronunciada ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, generó una oleada de indignación en redes y círculos disidentes dentro y fuera de la isla.

Feitó, que ejercía el cargo desde 2019, intentó sostener una versión que roza el negacionismo de la pobreza, al afirmar que muchas personas “se hacen pasar por mendigos para ganar dinero fácil” y que iban “disfrazadas” de necesitados.

Díaz-Canel marca límites al delirio

La frase fue tan impopular que hasta el propio presidente Miguel Díaz-Canel tuvo que intervenir. El mandatario calificó las declaraciones como “desconectadas de las realidades que vivimos”, en un acto insólito de censura interna dentro del régimen comunista. Pocas veces se ve una crítica pública entre jerarcas de la Revolución, pero la magnitud del error forzó una reacción inmediata.

Menos de 48 horas después, la renuncia de Feitó fue anunciada por la televisión estatal, acompañada de una admisión de “errores” en su intervención ante el Legislativo.

La miseria en Cuba: una verdad que el poder no puede ocultar

En la Cuba real, la pobreza se ve y se sufre a diario. La escasez de alimentos, medicinas, electricidad y trabajo ha expulsado a cientos de miles de cubanos del país. Negar la existencia de mendicidad en una isla que vive colapsos económicos continuos es tan grotesco como insultante.

Las calles de La Habana, Santiago o Santa Clara muestran una realidad innegable: personas rebuscando en la basura, vendiendo productos básicos en el mercado negro o pidiendo comida a turistas. Llamar a eso “disfraz” es una burla directa al pueblo cubano.

Una dimisión poco común en el sistema castrista

Feitó se suma a una lista corta de funcionarios forzados a dimitir en un régimen que rara vez reconoce errores. Pero este caso es particularmente revelador: no por el fondo del problema —la pobreza estructural en Cuba es evidente— sino por el intento oficial de ocultarla tras una retórica ideológica insostenible.

¿Cuántos funcionarios más siguen repitiendo el discurso ficticio del régimen mientras el pueblo cubano sobrevive como puede en la miseria cotidiana?, y lo peor es que hay algunos países que quieren vivir el sueño cubano

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