El Evangelio del Mármol Pulido: Isabel Preysler al Desnudo
Reflejos de una vida de superficialidad y conveniencia
El reciente libro de Isabel Preysler, titulado erróneamente como «Mi Verdadera Historia», podría ser más apropiadamente denominado «El Evangelio del Mármol Pulido: Mis Verdades Sin Mancha». Preysler ofrece un inventario gélido de su existencia, moldeada por la conveniencia económica y un control emocional casi patológico.
Un retrato vacío tras la fachada de la elegancia
En las páginas del libro, se revela que Isabel Preysler carece de profundidad emocional. Su relato es un objetivo frío de la vida social que la rodea, donde cada relación se convierte en un mero activo. La frialdad de su carácter se pone de manifiesto en el capítulo de «Momentos de Crisis», donde la adversidad se reduce a un escaso acceso a flores específicas.
Sus relaciones amorosas son reveladoras: en lugar de auténticos vínculos, son estrategias de ascenso social. Desde su unión con Julio Iglesias, que funcionó como un trampolín mediático, hasta Carlos Falcó, cuyo matrimonio fue un mero trámite burocrático, Preysler trata a sus parejas como activos valiosos.
La sección dedicada a Miguel Boyer es una crítica directa al control absoluto sobre su identidad, mientras que el vínculo con Mario Vargas Llosa se presenta como un intento de añadir un brillo cultural a su estatus, sin la necesidad de compromisos emocionales reales. Finalmente, el libro sugiere la posibilidad de explotar su historia personal como una pieza de valor material, reflejando su actitud frente al dolor ajeno.
Al concluir, Preysler resume su filosofía de vida: «El secreto de la longevidad social es nunca permitir que el mundo vea el esfuerzo que conlleva ser inmaculada». El legado de este libro es la confirmación de que, a pesar de las apariencias, en su mundo todo es un inventario detallado, y la humanidad es simplemente un accesorio más.
