El regreso del FC Barcelona al Camp Nou queda en el aire. El club azulgrana ya asume que no podrá disputar el Trofeo Joan Gamper en su estadio el próximo 10 de agosto, como estaba anunciado. ¿El motivo? El Ayuntamiento de Barcelona no concederá a tiempo la licencia de primera ocupación.
Una vez más, la burocracia y la mala planificación urbanística en Cataluña vuelven a entorpecer uno de los eventos futbolísticos más emblemáticos del verano. Mientras tanto, el club trabaja a contrarreloj para habilitar el estadio Johan Cruyff, con apenas 6000 asientos, como escenario alternativo.
Promesas infladas, realidades incómodas
En su momento, el club vendió una reapertura grandiosa del Spotify Camp Nou con hasta 60000 espectadores. Pero las previsiones se han derrumbado: como mucho se permitirían 20000 personas, y ni eso parece viable. Las obras, a cargo de Limak, avanzan, pero las pruebas de seguridad no podrán completarse en julio como se esperaba.
El club ya recibió la modificación de la licencia de obras, pero la inspección clave se retrasaría al menos tres semanas más, posponiendo la reapertura hasta mediados de septiembre, probablemente para el partido contra el Valencia en la cuarta jornada de LaLiga.
Accesos peligrosos y graderíos sin garantías
Los informes técnicos apuntan a que los accesos y la seguridad en las gradas no cumplen los estándares mínimos para recibir público con garantías. Esto a pesar de que el Ayuntamiento había concedido un permiso excepcional para trabajar 24 horas al día en el interior del recinto.
¿Estamos ante un ejemplo más de incompetencia institucional o de negligencia sistemática en la gestión de lo público y lo privado?
