jueves, octubre 2, 2025
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El “ingrediente silencioso” que dispara el riesgo de enfermedades: descubre dónde se esconde realmente la sal

En mayo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), impulsó la Semana Mundial de Sensibilización sobre la Sal para alertar sobre un problema silencioso que afecta a gran parte de la población: el exceso de sal en la dieta.

La OMS recomienda no superar los 5 gramos de sal al día en adultos, lo que equivale aproximadamente a una cucharadita rasa. Sin embargo, estudios recientes demuestran que la mayoría de los españoles sobrepasan ampliamente este límite, lo que aumenta el riesgo de padecer hipertensión, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y problemas renales.

El verdadero origen del exceso de sal

Aunque solemos pensar que la sal que usamos al cocinar o la que añadimos en la mesa es la principal culpable, la realidad es muy diferente. Solo entre el 11 % y el 25 % de la sal que consumimos proviene de ese uso directo.

El verdadero exceso se encuentra en la sal oculta de los alimentos procesados:

  • Más del 70 % de la sal que ingerimos cada día proviene de productos envasados o preparados.
  • Panes, cereales de desayuno, quesos, embutidos, salsas, platos precocinados, pizzas congeladas y sopas instantáneas son algunos de los principales aportadores.
  • En España, se ha detectado que muchos niños superan la ingesta máxima recomendada debido al consumo habitual de embutidos, snacks, productos de bollería industrial y comidas rápidas.

Por qué un exceso de sal es tan peligroso

El sodio, presente en la sal común, es un mineral esencial que ayuda a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo y a regular la presión arterial. Sin embargo, un consumo elevado provoca retención de líquidos y aumenta la presión arterial, lo que sobrecarga el corazón y los riñones.

Se estima que reducir la ingesta de sodio en solo un gramo al día puede disminuir de forma significativa el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Cómo identificar y reducir la sal oculta

Para evitar los efectos negativos del exceso de sal, los especialistas recomiendan:

  1. Leer las etiquetas de los productos y fijarse en el contenido de sodio. Un alimento con más del 20 % del valor diario es alto en sal; con menos del 5 % es bajo.
  2. Limitar el consumo de ultraprocesados, como embutidos, pizzas, sopas de sobre, snacks salados y comidas rápidas.
  3. Cocinar con ingredientes frescos, reemplazando la sal por hierbas aromáticas, especias, limón, vinagre o ajo.
  4. Elegir pan bajo en sal, ya que este alimento básico puede aportar hasta el 20 % de la ingesta diaria de sodio.

El ejemplo de otros países

Algunos países han logrado avances importantes en la reducción del consumo de sal. Entre 2003 y 2011, el Reino Unido consiguió que la industria alimentaria redujera notablemente el sodio en productos procesados, lo que se tradujo en mejoras de salud pública. Sin embargo, en los últimos años ese progreso se ha estancado, lo que demuestra que el control debe ser constante.

Expertos sugieren que, para acelerar los cambios, podría ser necesario implementar impuestos a los productos con alto contenido de sal o establecer regulaciones obligatorias para la industria alimentaria.

Reflexión final

La sal, presente de forma invisible en gran parte de lo que comemos, puede ser una amenaza silenciosa para nuestra salud. Detectarla y reducir su consumo no requiere medidas extremas, sino conciencia y pequeños cambios en la rutina alimentaria. Apostar por alimentos frescos y cocinar más en casa podría ser una de las formas más efectivas de proteger nuestro corazón, nuestros riñones y nuestra calidad de vida a largo plazo.

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