La ofensiva israelí en Gaza ha intensificado las demoliciones de edificios residenciales en zonas clave, generando preocupación internacional sobre un posible desplazamiento masivo de población palestina. Naciones Unidas ya habla de riesgo de limpieza étnica.

La guerra urbana escala: Israel derriba decenas de edificios antes de su avance terrestre
Desde principios de septiembre, el Ejército de Israel ha intensificado su ofensiva sobre la ciudad de Gaza, centrándose en la demolición sistemática de edificios de gran altura en varios barrios estratégicos como Zeitoun, Shejaia, Sheikh al-Radwan o Tuffah.
Según el primer ministro Benjamín Netanyahu, estas estructuras están siendo utilizadas por Hamás como centros operativos, motivo por el cual se han demolido ya más de 50 “torres terroristas”, incluyendo la Torre Mushtaha, un moderno edificio de 15 plantas donde residía el empleado bancario palestino Shady Salama Al-Rayyes, ahora desplazado junto a su familia.
El ataque a la torre, el pasado 5 de septiembre, fue el detonante de una ofensiva más amplia que busca abrir paso al avance terrestre israelí hacia el centro urbano.
Naciones Unidas y ONG alertan: ¿destrucción militar o desplazamiento intencionado?
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ha emitido un comunicado inquietante: si las demoliciones apuntan a la expulsión permanente de los residentes de Gaza, estamos ante un escenario compatible con “limpieza étnica”, en palabras de su portavoz Thameen Al-Kheetan.
Por su parte, varios testimonios recogidos por Reuters reflejan la desesperación de familias palestinas que, tras perder sus hogares, optan por huir hacia el sur, especialmente después de que Israel cerrara uno de los cruces hacia el norte de Gaza, agravando el desabastecimiento de alimentos y suministros.
Aun así, muchos como Al-Rayyes aseguran que no abandonarán Gaza definitivamente.
Israel responde: «No hay estrategia para arrasar Gaza»
En respuesta a las críticas, el portavoz del ejército israelí, teniente coronel Nadav Shoshani, ha declarado que “no existe una estrategia para arrasar Gaza” y que el objetivo es acabar con Hamás y rescatar a los rehenes.
Sin embargo, declaraciones anteriores del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, dejan poco margen a la ambigüedad: ya en mayo afirmó que la mayoría de Gaza sería “totalmente destruida” y su población confinada a una franja mínima cercana a Egipto.
El dilema internacional: seguridad frente a derechos humanos
Mientras Israel insiste en que su objetivo es exclusivamente militar, las imágenes satelitales y los informes de campo muestran una devastación urbana sin precedentes, que afecta no solo a la infraestructura de Hamás, sino también a civiles, viviendas y barrios enteros.
¿Hasta dónde puede llegar una campaña militar sin cruzar el umbral de la desposesión masiva?
¿Está la comunidad internacional reaccionando con la contundencia que exige la gravedad de la situación?



