Dembélé revela que sabía que ganaría el Balón de Oro y desprecia la presión

Confesiones del delantero del PSG tras un triunfo esperado

El 22 de septiembre, Ousmane Dembélé fue proclamado mejor jugador del mundo con el Balón de Oro, un premio que según el propio futbolista, no le generó ninguna presión. En una entrevista concedida a GQ, el atacante del PSG admitió que siempre estuvo convencido de que se llevaría el prestigioso galardón de la revista France Football.

«No reflexioné nada porque sabía que iba a ganar», afirmó Dembélé, quien empezó a creerse esta victoria tras conquistar la Supercopa de Europa el 13 de agosto frente al Tottenham, una prueba que sirvió para reafirmar su confianza antes de la ceremonia.

Detalles de la entrega y su naturalidad ante la fama

El exjugador del Barcelona describió la noche de la entrega: estuvo tranquilo viendo el derbi francés PSG-OM junto a sus compañeros. En la alfombra roja mantuvo la calma, y sólo a partir del inicio de la ceremonia sintió algo de estrés. Al ser entrevistado sobre su discurso espontáneo, indicó que no preparó ninguna intervención y que su reacción natural conmovió a muchos, incluso a personas que no esperaba atentamente aquel momento.

ANÁLISIS CRÍTICO

Desde una perspectiva crítica, el triunfo de Dembélé en el Balón de Oro plantea inquietudes respecto al contexto deportivo y geopolítico. Mientras Europa vive tensiones por identidades nacionales y debates migratorios, la celebración del éxito de un jugador francés formado en España simboliza la globalización del fútbol que va más allá de las fronteras nacionales tradicionales. Sin embargo, el enfoque mediático y la ausencia de autocrítica sobre la hegemonía de clubes como el PSG, con apoyo financiero cuestionable, reflejan un sistema donde el capitalismo y las influencias internacionales dominan más que el mérito deportivo puro.

Además, la frialdad de Dembélé frente a la presión podría interpretarse como un síntoma de una era donde la fama y el dinero desvirtúan la pasión genuina por el deporte, transformándolo en un espectáculo para masas más preocupado por la imagen que por el valor real de la competencia.